Con la mente en otro lado (Liv James Hitt)

por **Dante Van Blood** Lun Ago 09, 2010 3:09 am

Mi siguiente parada, según los mapas del libro es el "Castillo del Ocaso" y en las referencias viene una breve descripción del edificio y de quienes lo habitaron, más no estoy de humor para leerlo. Recién he descubierto que yo he sido culpable de su muerte, que debí ser yo quien muriera entre la barda de ladrillo y la parrilla de la camioneta de Schenk.

"¿Por qué he insistido en ir por el café?" pienso arrepentido, mientras me interno al coloso de piedra. Ahora todo era claro en mi mente. Escenas de un capricho infantil rondan como espectros de algo que nunca debió ser, pero que por razones adversas se ha cometido. Aquella noche, ella había insistido en no salir de la habitación por ningún motivo, ella me había advertido de lo cruentas que eran las calles a esas horas, de lo adverso que era salir a plena tormenta a buscar un café que bien podía tomarme al día siguiente; pero mi necedad fue mayor a su razocinio. Y después, ocurrió su muerte.

Ofuscado de la realidad, aún llevo en mi mente el objetivo de llegar al Lago de las Luciérnagas más no con el mismo entusiasmo de antes. Ahora camino por la alfombrada entrada del recinto, pasando sillas, cuadros y demás innecesarios adornos. A lo lejos veo un cuarto sin luz "Ahí podré descansar para continuar mi viaje después" pienso aproximándome a este y dejándome caer en una silla. Cierro mis ojos unos segundos, hasta que escucho pasos aproximándose ¿Me habrán estado siguiendo? No lo creo. Sin embargo, me levanto y aguardo a que se presente ante mí, tocando suavemente el mango de Lucrecia. Si piensa atacarme, al menos estaré preparado para defenderme.

-¡Muestrate...!-exclamo emergiendo del oscuro cuarto, caminando lentamente hacia la luz donde solo puedo ver una silueta caminando en mi dirección.

por **Liv James Hitt** Miér Ago 11, 2010 1:51 am

Era esa clase de sueños que no puedes borrar de tu memoria, como una buena película las imágenes de un ayer bizarro inundaban mi cabeza. Por mi parte me negaba a pensar que aquel sueño fuera algo real y obviamente no estaba dentro de mi cordura comportarme de esa forma… pero… ¿Por qué aún sentía aquel sabor oxidado de sangre en mi boca?
Luego de 20 minutos de cepillado intensivo de mis dientes, 30 minutos de relajación en agua caliente y 5 minutos mirando en el espejo un moretón misterioso que había salido en mi cabeza, me digné a salir. Ya era hora de investigar nuevos casos y seguir con la misión de recolección de información para escapar cuanto antes de este manicomio.

Caminé sumida en mis abstractos pensamientos. Imaginándome a Brooke al lado mío, comiendo chocolates y saltando la cuerda, aún podía sentir su dulce voz despidiéndose de mí en la estación de trenes. Si de antemano hubiese sabido que este viaje no tendría retorno, le habría recordado cuanto la amo y lo mucho que me gustaban sus galletas de limón.

El lago de las luciérnagas era mi refugio. Mi lugar de escape de 10 a 12, cuando la neblina nublaba hasta mis ideas era mejor estar en un sector lejos de ella, en donde nada pudiese empañar aquellas imágenes de la turbia realidad que nos asechaba.

Mis pasos eran débiles, y mi mirada se encontraba en un lugar que no estaba viendo. Avancé por la orilla del lago sin darme cuenta de lo que sucedía a mi alrededor. Una presencia me sacó de mi trance… cosa que se estaba haciendo habitual en mi diario vivir. Lo más sorprendente de todo era que la espalda del hombre era idéntica a la de…
-¿Carson?- pregunté alzando la voz. Mi corazón se aceleró, rabia y ¿cariño? Se apropiaron de mis acciones y en un acto de desenfreno me lancé en contra de la espalda del tipo abrazándolo desde el cuello- Carson, hermano… - dije soltando una ligera descarga eléctrica -¿Por qué demonios te subiste al tren?, Idiotaaa, creí que estabas en la base- luego algo no concordaba, si el tipo que había abrasado hubiese resultado ser mi hermano, mi cabello ya estaría con un nuevo look. Bajé los brazos lentamente retrocediendo un paso –lo…si..enn- y no pude terminar la palabra, siempre me costaba decir lo siento sobretodo cuando en verdad no lo sentía.

por **Dante Van Blood** Vie Ago 13, 2010 10:18 pm

Alguien me ha brincado en la espalda, sin embargo algo le hace desistir. En un parpadear de ojos, la escena cambia drásticamente y en vez de sillas acolchonadas y elegantes habitaciones abundan los árboles, así como una fresca brisa propia de los lugares acuosos. Tal parece que ya me encuentro en el lago, mi parada final.

"Mi mente me está jugando sucio..." pienso decepcionado. Quizá el recordar todo, provocó que yo mismo nublara mi vista y dejara todo en manos de mi cerebro. Pero si algo he aprendido es que del último de quien debes confiar es de tí mismo, pues se pierde la veracidad de lo que ves, de lo que oyes, de lo que sientes...

La silueta desapareció con la ilusión pero al voltear encuentro una joven, seguramente es la que me saltó encima. Me pregunto que estaría haciendo en este lugar, más no cómo ha llegado. Este lugar es tan cerrado que ninguno de sus parajes puede ser secreto. Se ha disculpado a medias, quizá porque me ha confundido con alguien más.

-No te disculpes, dime ¿Estamos en el lago de las luciérnagas?-pregunto ofuscado, llevando mi mano derecha a la frente; se siente fría y empapada en sudor.

por **Liv James Hitt** Jue Ago 19, 2010 2:26 am

Y no me pensaba disculpar, pensé con una sonrisa hipócrita. Lo miré y sus facciones notablemente no eran como las de Carson, como tampoco su timbre de voz.
El tipo tiene un color extraño en la piel y ese brillo que tienes cuando no te sientes bien, me acordé de las clases de medicina que me daba mi padre de vez en cuando, imaginando las miles de posibilidades de aquel brillo.

-Hay luciérnagas, y un lago…- me llevo la mano al mentón y luego me encojo de hombros - Pues si, creo que estamos en el Lago de las luciérnagas señor- digo socarronamente volviendo la mirada al lago.

Me tomó un segundo regresar la mirada con interés hacia el joven. -¿Le sucede algo?- pregunté. Quizás a él también se comenzó a sentir enfermo con la llegada a la villa. Eso sería otra hipótesis a resolver. Me acerqué un paso y estiré mi brazo. Obviamente mis modales ya no eran los mismos de antes, ¿el motivo? Que aún pensaba que lo que estaba viviendo podía ser parte de un sueño.

Su piel estaba fría y algo húmeda -Tu temperatura está muy baja, será mejor que te sientes un momento- lo empujé hacia abajo con mucha fuerza esperando que esta fuera la suficiente para que se sentara en el piso, antes de que su temperatura le provocara algún desmayo u otro tipo de síntoma.

Y nuevamente comenzaba a comportarme como una maniaca, al igual que el psicótico de mi padre… Esto le causaría mal estar a mi siquiatra, si es que volvía a verlo…

por **Dante Van Blood** Jue Ago 19, 2010 6:34 pm

Una ligera sonrisa me zurca el rostro cuando me empuja contra el suelo. Me ha logrado sentar en el terroso suelo, más no me produce mal humor o coraje. Se ha percatado de mi padecer, es evidente cuando me pregunta si me siento bien y cuando reitera que mi temperatura está baja. Tenía razón y yo pocas fuerzas para negarme, por lo que accedí sin dar queja o palabra alguna.

Saco de entre la gabardina el paquete de cigarrillos y el encendedor. Una vez he encendido uno, doy una leve inhalación y retorno la mirada a la intrigante joven frente de mí; su actitud ha sido rígida, sin embargo no le tomo mucha importancia a ello. Aún permanece en mi pensamiento la imágen de Marisa siendo aplastada por el desquiciado de Schenk, pero intento prestarle más atención a la escena actual.

-Estaba atrapado en una ilusión, pero me alegra saber que he llegado a mi destino. Mi nombre es Vincent... Van Blood, ¿Puedo preguntar qué haces por estos rumbos sola? ¿O es que vienes acompañada?-pregunto mientras exhalo el grisaceo humo por entre los labios y me recargo en el árbol tras de mi. Siento un leve punzaso en la cabeza y parpadeo de dolor, pero no le aparto la vista.

por **Liv James Hitt** Vie Ago 20, 2010 2:34 am

Al final mi fuerza llevo a cabo su cometido, aún así no veía al tipo demasiado preocupado por su salud. No sabía que el humo haría que vinieran mareos acompañados de la fiebre. Negué con la cabeza y hurgué en mi bolso, esperaba no haber olvidado meter el mini botiquín en él.

-Es mejor estar sola que mal acompañada- respondí con una sonrisa mordaz, sacando una pastilla de mi bolso - Es ibuprofeno, te ayudará con la fiebre Vincent- le quité el cigarrillo de la mano liberando una pequeña descarga eléctrica para que lo soltara sin mayor complicación.

Con el tiempo comenzaba a agradarme tener esa energía circulando por mis venas. Más tarde pasaría por el departamento de Arnold para ver cual era mi capacidad máxima en descargas, le haría bien una buena sacudida. Los rufianes merecen su castigo.

Le dí una calada al cigarrillo… definitivamente, ya no era tan amable como antes. Boté el humo creando pequeñas formas en el aire. Saqué de mi bolso una botella con agua mineral y se la tendí al joven - Para que pases con mayor facilidad la pastilla- fumé otra vez.

-Soy Liv… Liv James Hitt- me presenté, entregándole nuevamente el tubo cancerigeno. -¿Hace cuantos días que estás así?- consulté refiriéndome a la fiebre.

por **Dante Van Blood** Sáb Ago 21, 2010 2:23 am

"En eso tienes toda la razón", pienso tras escuchar sus palabras. Yo comparto el mismo pensamiento, es por eso que he hecho mi viaje solo. No todos están preparados para la meditación ni para el bushido y la burla no se hace esperar de los ignorantes.

Ha puesto una pastilla en mi mano y me ha arrebatado el cigarro con una leve descarga que sentí fluir por todo mi cuerpo. "Otra centella..." digo en mi pensamiento mientras me pasa una botella de agua mineral, recordando las características descritas en el libro así como los peligros que podría correr. "No es algo que me interese" pienso con indiferencia mientras la veo dar bocanadas a mi cigarrillo.

Pero ahora sé el nombre de mi acompañante; Liv James Hitt es el nombre con el que se ha identificado y me ha preguntado cuantos días llevo con este padecimiento. "Es buena pregunta, supongo que después de enterarme de la verdadera historia..." digo para mi persona, rascando mi melena sin razón alguna.

-A decir verdad Liv, no tengo la más remota idea. Tengo una leve noción de que todo ha sido una ilusión para mí desde que me empecé a recordar algo personal...-contesto aceptando de vuelta el cigarrillo y dándole una profunda aspirada que se ha notado en la rojiza llama. No estoy acostumbrado a compartir los tabacos que me fumo, pero no me molesta compartirlo con ella.

-Me doy cuenta que eres diestra en los artes de la medicina. ¿Has aprendido por cuenta propia o alguien te ha adiestrado?-pregunto con interés. Ciertamente no era un conocedor de la medicina, pero nunca he negado a mi vida la capacidad de aprender cosas nuevas.

por **Liv James Hitt** Mar Sep 07, 2010 1:44 am

Comencé a pensar seriamente que la villa nos drogaba poco a poco, haciendo perder lo que algunos llaman noción de tiempo y espacio. Miré inquisitiva a Dante, cuestionándome abruptamente su cordura. Luego de un segundo me volví a preguntar ¿De verdad importa?, y la respuesta era simple… nunca importaba nadie más que yo.

Me senté también en el piso con la mirada fija en aquel lago que brillaba más que una estrella en una muy oscura noche. Sonreí de lado al escuchar las palabras que acompañaban a Dante, con un deje de antigüedad y un toque de modernidad.

-Es culpa de mi padre, uno aunque no quiera termina aprendiendo algo de sus oficios y veme aquí, una idiota que se automedica y automedica al resto.- sonreí mordaz llenando mis pulmones del humo adictivo.

-Hay mucho que no sabemos del resto, hay que adaptarse a este nuevo mundo, el cual para nuestra desgracia se nos fue asignado por algo definitivamente sobrenatural- lleve mis manos a mis bolsillos sin perderle la vista al agua, tomé una moneda y la lancé con toda mi fuerza hacia el agua, creando ondas expansivas en el agua.

Comencé a sentir ese extraño sentimiento de paranoia, sería tal vez por que hacían varios días que buscaba a una persona para golpearla y no la encontraba, o el hecho de que sentía el fantasma de la muerte del pasado asechándome nuevamente.

-¿Tienes un plan de escape o te resignarás a seguir aquí?- pregunté dándole otra calada a mi cilindro de tabaco. Sabía que tenía que haber alguien más que yo que quisiera escapar… o… ¿no?...¡Demonios!

por **Dante Van Blood** Jue Sep 09, 2010 4:44 pm

-Serías idiota si no supieras tratar tus males-respondo con gentileza, recuperando de poco en poco la fuerza en mis articulaciones. Ella miraba el lago, "un perfil que hubiese sido interesante capturar con la cámara..." pensé molesto, recordando haberla dejado en el hotel.

Su pregunta me ha inquietado. Si bien, había dejado de pensar en la salida pues nadie en este raro lugar tíene noción de su ubicación, tampoco me negaba a despedirme para siempre de la villa. "Por ahora, el entrenamiento era el objetivo" pienso en silencio, recordando el motivo por el cual tenía que llegar al lago.

-Por ahora no está dentro de mis planes escapar. Nadie conoce la salida de la villa y sinceramente no les voy a hacer el camino fácil a otros sacrificándome para que escapen...-respondo exhalando el grisaceo humo por entre las fosas nasales. El alejarme de las reglas sociales, del mundo real, me habían tornado en alguien despreocupado por los demás, por la muerte y por el amanecer vivo. No pensar tanto en Marisa evitaba que muriese en depresión o resignación.

-¿Y tú has planeado escapar?-pregunto lanzando una piedrecilla al lago, pegandándole sin intención alguna a un pececillo que elevaba su cabeza para tomar aire. El hecho me provoco una inusual gracia, pero por el aún prevaleciente dolor de cabeza, no pude extender mi mofa a más de 3 segundos.

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