Un castillo rodeado de neblina... ¡cómo no! [John]

Iba siguiendo aquella neblina violeta que mirase a donde mirase permanecía en el lugar, sin moverse, sin retirarse. Completamente fija allí. Luego de haber estado dando una vuelta por las calles que cada tanto una era sin salida, me alejé un poco de lo que supuse que sería el centro de la ciudad, retirándome hacia donde había terminado yendo la primer noche. Un lugar donde había muchos árboles y que sentía como si nunca me hubiese ido de casa, como si aun siguiese allí, en mi escondite preferido fuera de la sociedad que me rodeaba.

A cada paso que daba adentrándome más en aquel bosque extraño, lleno de bombillas e irreal hasta que lo había visto, podía observar que la neblina se hacía más espesa, volviéndose un violeta más sólido a cada segundo. Ya ni sabía cuánto me había adentrado dentro de este iluminado paisaje de árboles, pero si sabía que era más profundo de lo que había llegado anteriormente. Solamente me guiaba con que a cada paso la neblina se hacía más espesa y quería ver si de algún lugar se producía. ¿Sería de esa manera?

No estaba tan equivocada. Ante mi aparecía un castillo, aunque este no era de donde salía aquella niebla, sino un lugar un poco más alejado. ¿En el medio del bosque iluminado se encontraba? Otra que Narnia… Con las yemas de mis dedos rocé la puerta de aquel lugar, cediendo ante estos y dejando lugar para que pudiese ingresar. Me colé dentro de este. ¿Estaría abandonado? Miré hacia todos lados, eso parecía… todo tenía bastante empolvado, aunque seguramente nadie quisiese limpiar aquello. Era bastante curioso aquel lugar.

Me puse a caminar por los pasillos, observando que en algunas paredes, a los lados, se encontraban algunos cuadros, también llenos de polvo parcialmente, y que parecían quizá un poco antiguos, aunque yo no sabía mucho sobre aquello como para poder diferenciarlos. Observé uno que lucía exactamente igual al exterior del castillo, al bosque, con las lámparas colgando de los árboles y cubriendo también el suelo. Me pregunté si era muy antiguo aquello, y si lo era… ¿tanto duraban las bombillas encendidas?

Seguía mirando totalmente concentrada aquel cuadro mientras me seguía haciendo preguntas. Estaba totalmente perdida en mi labor y en seguir haciéndome preguntas que ni me percaté de cuando alguien se me acercó hasta que tuve una luz apuntando cerca de mi. Me di la vuelta y aquella luz impactó contra mi rostro y, especialmente, contra mis ojos. Me encogí de hombros. ¿Yo? ¿Perdida? Imposible, nunca me podía perder dentro de un bosque con lo bonitos que eran.

-Simplemente es un paseo nocturno, pero… no, no me he perdido, sé dónde estoy parada- le respondí sonriéndole. Aquella luz me molestaba un poco, prefería mejor estar sin luz. Se veía todo mucho más lindo incluso, pero… ¿qué se le iba a hacer? Miré fijamente a aquella persona, hombre mejor dicho. No parecía muy joven, seguramente debía de rondar… los cuarenta años o por ahí.

Ahora que había luz –aunque en verdad esta fuese casi nada– veía que el lugar tenía un aspecto verdaderamente antiguo, pero no parecía estar muy abandonada… a pesar de que quizá lo fuese. Aun así, me pregunté si él era el dueño o tenía algo que ver con el lugar, ya que no había visto a nadie más en su interior y parecía como un guardia del castillo o algo por el estilo, aunque no estaba muy segura.

-Esto está abandonado, ¿no?- mera curiosidad, el lugar estaba muy cuidado, pero… Me alejé de la pared donde había estado mirando y me acerqué un poco a él, sonriéndole. Se podían ver que en su rostro se dibujaban ciertas marcas pertenecientes a la vejez, arrugas.

Le di un pequeño golpe a la pared que hizo que retumbase un poco el sonido y, luego, volví la vista hacia aquel hombre que se había presentado con una linterna frente a mí. Sonreí de lado y volví a golpearla un par de veces, pero cada vez con un poco más de fuerza. Observé por unos segundos, quizá un par de segundos, a ver si algo sucedía, pero aquella espera fue en vano porque todo siguió como antes y no un poco de polvo se había escapado por ningún lado.

-Parece inofensivo- dije a mi favor y le di un último golpe con el puño cerrado y que retumbó por los pasillos del castillo-. No, absolutamente no sucede nada, no veo la parte en la que pueda llegar a parecer peligroso… si es a eso a lo que te referías- me encogí de hombros y volví a separarme de la pared quedando frente a él.

El lugar no me parecía muy interesante y tampoco era lo que estaba buscando, aunque igual podía notar que la neblina violácea era más notoria en el interior que en el exterior del lugar. ¿Quizá provenía de aquí dentro? Eso sería interesante… pero debía de ver si aquel ser me dejaba ir sin decir nada. En fin, supuse que igual tendría que responderle primero.

-Puedes llamarme Hathor si quieres, mas me gustaría saber también su nombre- por cuarta o quinta vez volví mi vista hacia él, sonriéndole. Supuse que esperaría a que se fuese para seguir mirando el interior del castillo.

Sonreí de lado. Seguro o no, aquello mucho no me interesaba, aunque quizá solo fuese una excusa para que me fuese de allí, no me convencía nada y de aquella forma dudaba que fuese a conseguir que me marchase menos aun cuando había descubierto que en aquel lugar había mucha más neblina más oscura que en el exterior –y esto no era porque no había luz, aunque… obviamente que había por las lámparas que mirases donde mirases había–.

-Eres… ¿Guardia? ¿Policía? ¿Algo que tenga que ver con la seguridad?- sí, seguramente lo era, sino no se estaría diciendo que se preocupaba por la seguridad de los demás, además de que también había nombrado a su trabajo, así que…-. ¿Acompañarlo a dónde?- mis ojos resplandecían ante su linterna. Pensaba que quizá se había equivocado y quería decir que él me acompañase a mí, ya que yo no pensaba retirarme de aquel lugar.

Miré hacia el interior del lugar, el corredor, completamente vacío exceptuando algunas cosas que sobresalían de la pared, quizá alguna que otra mesa chiquita y nosotros dos. No había nada más. Volví mi vista hacia él y le sonreí.

-De veras, no creo que corra peligro ni que haya algo inseguro aquí- me encogí de hombros-. Aun así, si lo hubiese, sé cuidarme por mis propios medios… sé defenderme yo sola- no es que quería sacármelo de encima, sino que prefería estar más sola que acompañada… la costumbre-. Y si el problema es que esto se desmorone… ya veré como escapar de aquí, aunque no creo que sea muy difícil- me reí levemente. Si aquello sucedía en verdad si que iba a ser un poco peligroso, pero no creía que fuese a pasar. Era una en un millón la posibilidad.

No, absolutamente no. No tenía pensado irme y menos porque una persona de la cual solamente sabía el nombre me lo estaba diciendo, por así decirlo, casi obligándome, aunque tampoco es que fuese tan así. Igual, lo sentía de aquella manera, a pesar de que me hubiese ofrecido opciones. Seguramente lo que él quería que dijese es que me daría media vuelta y que me marcharía de vuelta a casa, pero no tenía pensado hacer aquello. Ni siquiera se me había pasado por la cabeza ni por un segundo ni por la mitad de este.

-No pienso retirarme ni aunque estuviese en la obligación de hacerlo- y ni aunque fuese allanamiento de morada, me dije, aunque seguramente si era inculpado por aquello él también debería de ser culpable, así que tampoco se podía quejar por nada. Observé que comenzó a avanzar a su interior y yo rápidamente le seguí sin decir nada más. No pensaba tampoco atrás, que si saltaba algo ya tendría algo para usarlo de escudo, aunque tampoco pensase que hubiese a haber algo allí siendo un lugar inofensivo a simple vista.

Un ruido que provenía de adelante llegó ante mis oídos y me alarmé un poco, llegándome a preguntar por qué no había decidido cargar mi arma en mi maleta y traerla también de viaje conmigo. Pero… bueno, ya no tenía que arrepentirme de aquello, ya me conseguiría otra cuando me encontrase con una tienda de armas. Me quedé quieta en mi lugar, mirando al hombre que tenía en frente. No iba a hacerle caso, aunque sea, por lo menos, no iba a adelantarme mientras que él no lo hiciese como buen escudo que podía ser quizá.

-No se crea, debe de ser simplemente un animal- sonreí de lado. Como yo, completé en mi mente, aunque en ese momento me estaba mostrando como una humana común y corriente que de curiosa había entrado en un lugar abandonado…-. ¿Por qué no apunta con su linterna para ver de qué se trata antes de alarmarse tanto?- solté una pequeña risa.