Resignacion Total {Ocupado}

La chica de cabellos castaños interrumpió su lectura al sentir un gruñido por parte de alguien. Y ese alguien era su estómago clamando algo delicioso que lo satisfaciera completamente.
Scarlett suspiró poniendo el separador donde se había quedado. 'Rayos... Ya no podré saber si Charlotte pudo ayudar o no' pensó mientras que se contemplaba en el espejo antes de salir. A ella no le agradaba eso de que algo estuviera en deorden y menos si era su apariencia de la que estabamos hablando. Así que asintiendo secamente se giró para dirigirse al vagón de la cafetería.
Por los pasillos, notó una extraña sensació que hizo toquetearse el cabello, negó con la cabeza, abriendo con un resuelto empuje la puerta de caoba de donde provenían deliciosos aromas.

Sonrió de lado mientras que tomaba asiento mientras meditaba que elegir primero. El hambre no le dejaba elegir una sola cosa. Con uno de ss taones bajos empezó a pisar el suelo en un intento desesperado por saber que elegir y por lo que veía el mesero se aproximaba. Suspiró y solo pidió un café Moka por ganar tiempo, muchas cosas del menú se le hacía delicosas pero no podía comer todas, le daba pavor subir de peso y peor aún que gente desconocida le juzgara por comer como si nunca lo hubiee hecho en su vida.
Prefirió no apresurarse y tratar de calmar esa sensación que le embargó desde el primer momento en que puso un pie en el tren pero le era un poco imposible.
Plisó su vestido que le llegaba arriba de las rodillas y se recargó totalmente en el respaldo tratando de calmarse y poder pedir su alimento antes de que se pusiera de malas.

El silencio con el que el tren viajaba y se movía le dio a entender a Scarlett que no tenía porqué preocuparse; que seguramente estaba nerviosa por tener que viajar lejos de casa por primera vez. Así que acomodando su cabello y con voz suave le pidió al mesero una ensalada de frutas pues para ella era algo delicoso y bueno, mucho más si viajabas en tren, no quería devolver eso a mitad de la noche.
De pronto se encontró de nuevo en la soledad del vagón con varios pensamientos sin mucha importancia. Fue hasta un poco después que se percató de la prescencia de alguien más, un hombre que tal porte hizo que Scar alzara las cejas en un gesto de ¿admiración, tal vez? Pues podría decirse que sí, ya que la forma de caminar del aquel hombre daba, indudablemente, aires misteriosos, elegantes y muy atrayentes.

Solamente era ella y él, en aquel vagón que viajaba en una noche y con luna llena.
Scarlett volteó inmediatamente mirándole mientras que hablaba, sonrió a medias mientras que asentía, sabía que era su turno.
-Bonjour...- saludó también mientras que se aclaraba la garganta, la que sintió un poco seca. ¿Dónde estaba su café de moka? -Por lo que noto sí, muy pocos viajan en la soledad de este tren.- comentó con voz suave. Pestañeó un par de veces, mientras que lo miraba llena de curiosidad. La sensualidad y misterio sería las palabras perfectas para describir aquel hombre.- Claro, ¿por qué no? La compañía siempre es buena.-aceptó con gusto Scarlett.

Scarlett esta demasiado encandilada como para notar el cierto brillo malicioso de los ojos avellana de su acompañante. Estaba demasido encantada con aquel hombre que se reacomodó en su lugar, y soltó un suspiro un poco más tranquila. No comprendía porqué la compañía de aquel joven tan atractivo le parecía sosegar sus ciertas inquietudes y lo agradece infinitamente. Mueve con una pequeña cuchara de plata su cafe de Moka y toma un pedazo de piña partida en un perfecto triángulo y lo come con suavidad sin apartar la vista de su interlocutor.

-Si, es mi primer viaje sola.- explica mientras que traga y voltea un instante a ver el vagón solo. La situación era un tanto interesante para la chica. Cruzó la pierna mientras que de forma automática coma otro pedazo de fruta y lo mastica. Sí que tenía hambre.
-¿Holanda?- preguntó alzando las cejas.- Es un bello lugar, yo viajo a Estados Unidos.- contestó mientras que tomaba un pequeño sorbo de su humeante café.

Cuando escuchó sobre los bulbos de Holanda, inevitablemente suspiró algo melacólica. Extrañaba su hogar pero también staba segura de que si volvía sería el cuento de nunca acabar con sus padres, que si bien los quería le era un poco exasperante discutir con ellos algo que Scar había decidido poner fin.
Prefirió olvidarlo, ya estaba rumbo a Estados Unidos y punto final, no había vuelta atrás. Scarlett no era de la que retrocedía ante lo desconocido, si no retrocedió ante aquel hombre ¿tendría que huir ahora? La respuesta era no.
Sonrió de lado, encantadoramente apoyo su cabeza en una de sus finas manos.
-Puede que si, pero pues...- se encogió de hombros. -No soy una persona común. Me gusta lo misterioso, lo desconocido.- comentó mientras que tomaba otro trozo de fruta y lo masticaba lentamente.

Scarlett nota los movimientos de su interlocutor y le sorprende ver con la elegancia con que se mueve. Es todo un misterio aquel hombre y eso es, tal vez, lo que le llama mas la atención.
El misterio y lo desconocido siempre han sido para la chica de cabellos castaños algo únco y fuera de común, como ella se consideraba. Negó con la cabeza ante la pregunta del joven, dándole a entender que podía fumar libremente.
Eso le recordó cuando su padre le lamaba a su despacho y ella obediente llegaba. Lo más característico de aquella habitación era el olor a tabaco que siempre le rodeo. Su madre hacía grandes esfuerzos porque Scar no desprendiera tal aroma.
Luego de ellos miró la cajita azul de cerillos, 'como todo caballero' no pudo evitar pensar. Sonrió avergonzada, no es que hablara mucho de sí misma.
-Pues digamos que si a una persona le diera miedo un túnel oscuro, a mi no me lo daría. Me llamaría mas la atención saber que es lo que lo vuelve tan...- se detuvo pensando en un adjetivo. -Siniestro. Deconocido.- dijo finalmente como en un susurro.
-Me considero una persona que no ve al pasado, siempre al futuro. Sencillamente una 'humana poco convencional'

Scarlett no era de esas personas que se sorprendían con tanta facilidad, por lo que la pregunta del cabellero no le tomó desprevenida. Lo curioso era que siempre que decía aquello, de ser una humana poco convencional, muchos preguntaban porqué, más no si le tenía miedo a descubrir la muerte
-Lo cierto es que todo algún vamos a morir ¿no?- dijo con voz tranquila, sedosa. Que invitaba a relajarse.
-Así que no, no le tengo miedo.- miró al jóven y tomó otro sorbo del café.- ¿Qué hay de usted? ¿Le tiene miedo a descubrir la muerte?- cuestionó ella a la vez que escuchaba la pregunta que le volvía a hacer el hombre misterioso que estaba sentando, sonrío de lado ante ello le era inevitable.
-Si lo creo, es más es en lo único que creo.- murmuró un tanto mas para ella que para el.