Esto es un sueño... [Hathor]

Unos cuantos días más habían sucedido y ya muchos cambios más no encontraba a lo que me sucedía. Había visto todo lo que podía hacer, aunque había evitado lo que no, posiblemente tendría que haberlo hecho igual para verificar cuáles eran mis límites. Era todo lo que ya podía hacer antes, pero en mayor medida y con mejor rendición física, quizá eso era lo único bueno que encontraba del lugar.

Además, en el lugar se veían cada vez más personas. No sabía si salían de sus escondites o es que estaban llegando de alguna forma que no entendía. Seguramente era de la misma manera que lo había hecho yo y todas las personas que habían llegado conmigo, pero, aun así, no se había visto a ningún tren pasar por el lugar para ir de regreso. Seguía repitiéndome, era extraño.

A cada paso que daba había más iluminación y menos gente. Todo era por la plaza que se extendía ante mí con un árbol que era el que llamaba más la atención, ya que de él no solo colgaban hojas como en todos los árboles, sino que también había bombillas, como la que me habían entregado al llegar y como muchas otras que había visto en toda la villa. Me hubiese gustado saber qué significaban.

Pero no era la única allí. También había otro hombre parado que se encontraba también mirando al árbol, pero se movió y comenzó a mirar a su alrededor mientras lanzaba palabras al aire. ¿Debía de responderlas? Sonreí y me acerqué con pasos silenciosos hacia donde estaba él.

-No me llamo alguien, pero no eres el único aquí porque también estoy yo- le dije con tono bromista. El chiste no había sido muy bueno, pero por lo menos había sido algo. Oculté una pequeña risita mientras le sonreía-. Buenas noches- cuando me miró solté esas dos palabras aun con una sonrisa dibujada en mi rostro.

Al parecer buenas para ambos no lo eran. Por mi si, ya que me mantenía indiferente a que estuviese en un lugar casi desconocido, pero que ya estaba siendo de a poco conocido. Malas para él podrían ser porque quizá… no sabía, tampoco me interesaba mucho. Solo era alguien que me había cruzado por el camino, aunque era bastante guapo por lo que dejaba ver toda la iluminación que nos daba un efecto especial.

Me preguntó si vivía en la villa, pero… ¿realmente lo estaba haciendo? Simplemente me estaba alojando en un hotel hasta que el maldito tren volviese a pasar para que nos fuéramos todos los que quisiésemos. Aun así, ya no volvería más, o eso nos hacían creer. Entonces, ¿se podía decir realmente que me encontraba viviendo en la villa? Temporalmente lo era.

-No se podría decir que me encuentro viviendo fijo aquí, pero si sé el nombre de este lugar. Es la villa del Roble Fantasma, nombre raro, ¿no?- me reí levemente. No estaba intentando hacer que sonriese ni nada por el estilo, pero es que el nombre en verdad lo era, y ya creer saber la razón de aquel nombre, aunque el árbol que tuviésemos enfrente no era un fantasma.

Le miré de arriba abajo sin intentar ser descortés y me encontré con que en su mano se encontraba una bombilla de color rojo. ¿Otra más? Ya era la segunda que veía que alguien tenía, pero si la tenía encima significaba que acababa de llegar, ¿no? Ya creía saber por qué había dicho que era una mal noche, siempre lo mismo.

-¿Acabas de llegar?- simplemente para confirmarlo. Ya no perdía nada por decir algo más o no cuando ya había una conversación iniciada, aunque no me gustase mucho aquello, debía de hacerlo si quería saber más sobre el lugar y entender más todo. Necesitaba socializar muy a mi pesar.

Observé como iba de un lado al otro sin dejar ni un segundo de dar pasos. Me hubiese gustado detenerle, pero opté por mejor dejar lo que hiciese. No lo conocía, por lo que tampoco sabía si era peligroso o no y no iba a arriesgarme a que sucediese algo simplemente por una cosa tan estúpida como esa, aunque igual tuviese mis medios para defenderme.

Esta vez me mostró la bombilla él sin que la siguiese mirando de reojo. En efecto, acababa de llegar, no me equivocaba en ello porque sabía que sino no llevaría la lamparita roja con él, sino que la hubiese dejado en el hotel como también había hecho yo y seguramente todos los demás, también. ¿Para qué la íbamos a llevar con nosotros si no le encontraba ningún uso útil además de alumbrar?

-Yo tampoco sé lo que significa, pero aquel hombre, según me dijeron los demás, les da una bombilla a cada uno. Yo tengo la mía propia- ¿serviría de verdad? Ni siquiera sabía por qué no la había tirado, pensaba seguramente que quizá pudiese servir de algo, cosa que dudaba ya completamente, además de que era molesta porque estorbaba en mi camino siempre.

-No, no he viste ninguno por ningún lado, pero supongo que tiene que haber- me encogí de hombros. Noté que había dejado la frase en el aire, esperando algo. ¿Estaba aguardando a que le dijese mi nombre? No tenía problema en aquello-. Hathor, me llamo Hathor- le sonreí-. Si quieres puedo ayudarte un poco con la ciudad, aunque aun tampoco la conozca toda- me ofrecí. Ya ni sabía en qué gastar el tiempo allí que me ponía para cualquier cosa.

Aguardé su respuesta y sonreí con un poco de ironía cuando dijo que lo que realmente quería era salir de aquel lugar. Claro, ¿quién no quería aquello? Pero nadie podía lograrlo, y él no sería ninguna excepción aunque fuese nuevo en el lugar. Distraído era lo que menos se podía estar en aquel lugar, si su intención era la que me había dicho.

-Puedes entrar, pero no salir. No hay vuelta atrás una vez que llegas aquí- y era nada más ni nada menos que la pura verdad, aunque tampoco a mi me gustaba saber aquello-. El tren no vuelve pasar, pero aun así no sé cómo es que llegan cada vez más personas…- aunque sonase muy ilógico, aquello también era cierto. Algo extraño.

Le sostuve la mirada por unos cuantos segundos, mientras le continuaba sonriendo como si estuviese un poco divertida. La verdad, no era así, pero no tenía nada mejor que hacer. Ahora sabía por lo menos su nombre, ya que me lo había dicho por si solo sin que le preguntase.

-Carretera… no, no hay. Tampoco tren con el que poder irse, ni siquiera hay aviones…- ni he visto ninguno pasar volando, cosa realmente extraña, completé en mi mente. Retiré mi vista tan solo unos segundos y volví a fijarla nuevamente en él sin que pasase mucho tiempo-. Mi propuesta de mostrarte la villa seguirá en pie… hasta que me arrepienta- sonreí de lado. Seguramente volvería a negarse y no le iba a obligar a que me acompañase, ya se rendiría cuando se diese cuenta si no me creía.

Se demoró unos cuantos minutos en decirme qué era lo que quería hacer, más bien en decirme si quería que le mostrase la villa o no. Pensaba que se seguiría negando e insistiendo en marcharse. Sin embargo, no fue de esa manera, sino que terminó aceptando mi proposición. ¿Y ahora qué le mostraba? Pensando que me iba a decir que no, no había pensado en qué podría mostrarle primero, pero ahora debía de hacerlo, y rápido.

Mientras seguía pensando le miraba fijamente, pero aquello no me estaba ayudando, sino que me distraía más porque también me miraba. Por lo que desvié mi vista, encontrándome con sus maletas que aun las llevaba consigo. ¿Aun no las había dejado en el hotel? No podía mostrarle la ciudad si aun las tenía encima, porque nos estorbarían e incomodarían lo suficiente como para hartarnos, por lo menos a mi.

-Propongo que primero veas el hotel, así puedes dejar tus cosas- le propuse mientras me encogía de hombros y volvía a mirarle nuevamente a su rostro, fijamente. ¿Y luego qué? Ya no se me ocurría a dónde podríamos ir luego, pero esperaba que en el camino hacia el hotel Sol de Medianoche se me ocurriese, aunque seguramente nos terminaríamos separando allí hasta que volviésemos a vernos-. Quizá allí hay un teléfono…- aunque anteriormente no hubiese visto que hubiese alguno, pero tampoco es que hubiera preguntado, seguramente debían de tener uno.

Me di media vuelta dándole la espalda a él y al gran roble que estaba en el medio de la plaza, y comencé a caminar sin esperarlo, suponiendo que igual me iba a seguir, y también queriendo que lo hiciera rápido, ya que mucha ganas de esperarlo tampoco tenía, pero debía de hacerlo igual. Me di la vuelta para mirarle y esperar a que se acercase para caminar al lado de él para no dejarlo detrás.

-Te recomendaría que cuando lleguemos te pidas una habitación como yo he hecho…- le miré sonriendo. Sería lo mejor, a menos que quisiese dormir en la calle, cosa que dudaba por la cantidad de luz que había, al igual que en el bosque. Nada descansa nunca allí. No estábamos a más de una cuadra del hotel que ya se podía ver el letrero de neón que tenía en el frente de este.