Eres una más, eres una más.. (Isai)

Tenía que tomar una determinación rápido. No podía seguir actuando como una loca pese a que el mundo en su totalidad estuviera ahora patas para arriba.
A partir de ahora seré una más Estaba lista para actuar como si todo fuera normal para mi, haría simplemente como si mi memoria se haya borrado pero como si siempre hubiera vivido ahí.

Respiré hondo antes de entrar a lo que parecía una casona de mala muerte, tenía la ropa algo arrugada y el pelo alborotado, estaba más pálida que de costumbre, supongo que a raíz de la anemia. Mi estomago rugía por comida y no quería tener otro desmayo.

El lugar por dentro parecía sectario. Era un problema si realmente lo era por que yo sería doble ofrenda para el demonio si me mataban. Doble ofrenda, que buen chiste, tranquila, ahora eres una más
Los ataúdes, velas y calaveras me helaron la nuca Eres una más, eres una más no dejaba de repetirme y es que realmente por mi salud mental, física y por mi supervivencia ahora tenía que ser una habitante más. Si quería salir de ahí tenía que conocer el lugar, juntar información, infiltrarme o lo que sea necesario.

Me senté en una mesa y respiré hondo, no disponía de mucho capital por lo que no podía dejar de pensar en lo que me esperaba, no quería ser una vagabunda de la calle, la simple idea me daba nauseas.
La camarera se me acercó, era pelirroja y tenía más aspecto de muerta que vivaEres una más... La mujer me recordaba en cierta parte a los perdedores góticos del colegio... solo que ella si me crispaba los pelos Eres una más...

Decidí por pedir las tapas de la casa, el aspecto me daba mala espina, ¿En que clase de lugar servían la comida dentro de ataúdes?eres una más... Era una buena campaña para luchar a favor de la liberación animal, aunque evidentemente este no era el caso...
Llevé el primer bocado a mi boca... delicioso. Lentamente mi mente se fue liberando, a cada bocado mi estomago se llenaba y mis ojos se llenaban de lágrimas también. Tener tanta angustia y encima comer no era ninguna de mis dos actividades favoritas.

-Eres una más...-Susurré sin dejar de llenar de lágrimas mi rostro ni mi boca de comida.

Pensar en positivo era difícil cuando uno era perfeccionador y pesimista por naturaleza.
La angustia se apoderaba de mi por momentos y era incontrolable. Como si me clavaran algo en la garganta y escarbaran hasta el corazón. Se fuerte, se fuerte, se fuerte, se fuerte

-¿Se encuentra bien señorita? ¿Puedo ayudarla en algo?- Un hombre me tomó por sorpresa, era alto, tez blanca Muy blanca.., ojos claros y con un aspecto desalineado a lo "indie". Lo miré apenada mientras secaba mis lágrimas rápidamente, odiaba que la gente me viera en ese estado... y no solo hablaba del emocional, lucía totalmente descuidada- S... si, estoy bien, perfectamente, jamás me sentí mejor..- Era mas que obvio que no lo estaba, pero no quería, ni debía dar la imagen de niñita perdida y es que eso era lo que parecía, una adolescente mucho menor de lo que era metida en un mundo donde lo normal era servir la comida en pequeños ataúdes.

Hubo unos incómodos segundos de silencio, algunas lágrimas todavía se resbalaban solas por mi mejilla pero las limpiaba en cuanto las notaba.
-Le diría que la comida es tan pésima que me hace llorar...- Intente hacer una de esas sonrisas encantadoras de adolescente pero solo me salio una mueca algo amargada - Pero... no se me da muy bien mentir - Esquivé la mirada del muchacho, ser una mas me iba a costar mas de lo que pensaba.

Mi acoñantempa parecía un joven amable aun más acostumbrado a la extraña vida que todos llevaban allá.
De alguna manera u otra se había dado cuenta de que yo tal vez no llevaba mucho tiempo en el lugar, o al menos tanta "sabia" palabra me hacía creer eso.
Era raro sin duda, insistía sobre si necesitaba compañía y preguntó si se podía sentar conmigo, tuve ganas de decirle que era un país libre, pero de ser así yo no estaría en esa horrible villa. Por lo que me limite a afirmar con la cabeza sin pronunciar una sola palabra.

Me daba una horrible vergüenza que cualquiera me viera de esa manera, desalineada, con el pelo inflado y la ropa arrugada. Necesito bañarme y cambiar de ropa urgente.. Me era tranquilizador saber que al menos no tenía un tremendo olor a transpiración aún.

La angustia ahora estaba mezclada con la intriga que me suponía el joven. Por un leve momento me pareció que le sentaba bien mi mal estar.Ya te estas poniendo psicótica de nuevo..
-¿Trabajas acá? - Tuve la necesidad de romper el hielo, o creí que me volvería loca el silencio.
Lleve un trozo de comida a mi boca y la pimienta entro en mi nariz por accidente. Estornude bajito y apreté los ojos. Mi pelo cambio solo y como por arte de magia a un fucsia muy chillón, pero por suerte, no lo había notado.

Spoiler:

Levanté la mirada cuando el habló, estaba agradecida que las únicas personas con las que había hablado desde que llegue hallan sido tan amables conmigo sin siquiera conocerme.
Mi pelo había cambiado de color y yo ni siquiera lo había notado por lo que seguí en lo mio como si nada.

Asentí con la cabeza, era cierto que acababa de llegar y parecía que mi gran actuación de ser una pueblerina rara más no estaba siendo muy realista
-¿Soy tan obvia?¿O es mi patético estado?-
Me sentía cansada por lo que supuse que estar comiendo tanto hacía que mi desacostumbrado cuerpo usara mas energía para digerir que de costumbre. No podía sacarme la idea aún de si el bebé seguía conmigo o no, puesto que aún no terminaba de entender que clase de dimensión, cielo o infierno era ese.

Aparté el plato hacia adelante, la comida estaba deliciosa y aun no la había terminado, sin embargo no quería engordar como un búfalo.
- No seamos desconocidos entonces- Podía hablar como una mujer dramática salida de un libro, tenía modeles y buenas expresiones... solo que mi estado físico desgarbado y con el pelo ahora rosado no lo hacía parecer así.- ¿Cómo te llamas?- Necesitaba toda la ayuda de la mayor cantidad de gente confiable ahora, por lo que si me tenía que hacer la señorita inglesa educada y super amigable. Sería eso.
Claro que necesito ayuda, una pordiosera se vería más saludable al lado mío.. mi mente no dejaba de volar y mi boca se mantenía cerrada y sonriente.

Pude notar la mirada del muchacho en mi pelo, sentí verguenza, ¿Es que lo tenía tan sucio como para que lo mirará de una manera tan descarada?

-Isaí Oldman- Se presentó al tiempo que me tendía la mano, sin embargo antes de que se la pudiera estrechar su mano cambio de rumbo y tomó mi pelo.
Creí que moriría de verguenza, no me gustaba que me tocaran el cabello, mucho menos en ese estado-¿acaso notaste lo de tu cabello?- Agregó antes de que le pudiera decir nada, y miré mi mechón entre sus dedos, estaba de un color diferente....rosado...o mas bien fucsia, magenta, ROSA FLÚO.

Enmudecí y abrí tanto los ojos que creí que se me iban a salir de la cara. Pasaron 3 segundos de estupefacción hasta que me tiré para atrás golpeando mi cabeza con el respaldo de la silla.

-¡¿Qué es esto?!¡¿Qué pasó con mi pelo?!- Grité y moví los brazos como loca, si algo le faltaba a esta maravillosa semana era que mi color de pelo cambiara a rosa - ¡ Devuélveme mi pelo lo quiero como antes!-Me revolvía el pelo mientras hacía un tremendo alboroto, creí que enloquecería si mi pelo no se volvía rubio de nuevo.
Entre movimiento brusco y movimiento, de la manga de mi mano salió disparado un ramo de flores
-¿¡Qué carajo?!- revolié el ramo y miré a Isai con la cara algo desbordada en locura- ¿Puedes explicarme que es todo esto?- Mi corazón latía a mil y mi mente no podía asimilar lo que me estaba pasando.

Era increíble pero no importaba cuanto intentará calmarme, siempre aparecía algo raro en mi camino.

Mi pelo cambiaba de color, flores salían de las mangas de los brazos... y ¿el me pedía que me calmara? Me enfurecía sentir como Isai miraba más a los comensales que a mi, digo, ¿me habían embrujado o algo así?
Miré una última vez enfadada a Isai y corrí hacia al baño, en el camino mis pies parecían ir despegándose del piso como si subiera una escalera invisible, la gente a mi alrededor aplaudía contenta como si de un show se tratara. Idiotas, no era un show y ni yo misma sabía que me pasaba.

Cuando logré dar con el baño abrí el grifo desesperada y comencé a mojar mi cabello, nada...
-Por favor, por favor, por favor...- Lo frotaba y rogaba en voz baja que volviera a su color rubio y por suerte funcionó, mi pelo pasó del fucsia a una clase de rosa claro y del rosa claro al rubio -..gracias- bajé mi cabeza apoyada en la mesada de baño, las emociones en ese lugar parecían nunca acabarse y ciertamente no me daba ninguna gracia.

Respiré ondo y abrí mi bolso aún en el baño, le dejaría la plata en el mostrador y me iría, estaba muerta de vergüenza como para tener que volverle a dirigir la palabra. Sin embargo al abrir mi billetera me encontré con el viejo boleto de tren, mi cédula y un par de monedas.
rayos... ahora si soy una pordiosera.. tomé mi cabeza sin saber que hacer cuando algo comenzó a caer de mi bolso. Era dinero, dentro de mi cartera parecía haber una planta de dinero o algo así, cientos y cientos de billetes salían de mi bolso y llenaban toda la habitación de dinero desparramado, iba a volver a entrar en pánico ya que por más que cerraba la cartera esta se inflaba hasta que de la fuerza el cierre se abriera solo y saliera más y más plata.

-¡Quería plata, no ser millonaria!- Dije desanimada sin saber que hacer, si seguía así me ahogaría en billetes.

La situación cada vez se me escapaba más de las manos, todo el suelo estaba lleno de billetes, mi bolso rebalsaba de dinero y hasta salían volando para todos lados. Creí que en cualquier momento me agarraría un ataque.
Afuera del baño podía oír la voz de Isai, estaba aterrada, avergonzada y furiosa, no sabia que me diría al ver eso. Cálmate... Me repetía una y otra vez, tantas emociones tampoco ayudarían al embarazo.

Pude escuchar un leve estas bien antes de que me subiera de un salto al inodoro, una cabeza estaba atravesando la pared y me miraba fijamente, era Isai. Pestañé varias veces sin comprender lo que pasaba y es que no era normal ver una cabeza flotando atravesada a la pared... de hecho, de todas las cosas que me habían pasado hasta ahora, esa.... Esa era la más aterradora de todas sin dudas.

-¿Cómo haces todo esto?- Aún creía que todo lo que me pasaba era por su culpa- Si me quieres aterrar, ya lo lograste ¡Para ya!- Le rogué... Toda mi percepción de la realidad estaba totalmente desequilibrada, ya no entendía si era un truco, magia, locura o que...-¡Para, para, PARA!- Le grité una vez más histericamente, y todos los billetes cayeron al suelo quietos, mi bolso dejo de fabricarlos. Sin embargo su cabeza seguía ahí, trabada en la pared.

Gracias a Dios todo se calmó.
Los billetes reposaron en el suelo y mi cartera dejó de inflarse de dinero. La flotante cara de Isai desapareció por donde había venido y de nuevo el silencio se hizo protagonista del lugar. Tenía la mente en blanco y una expresión similar en la cara.Estaba estupefacta, impresionada, no tenía ya palabras para describir mis sentimientos. Me dolía la garganta y el pecho gracias a la presión que los últimos acontecimientos me causaban. Si seguía así no me iba a sorprender tener problemas cardíacos a los 20 años.

Bajé con lentitud los pies del inodoro y abrí la puerta del cubículo. La gente comía inadvertida y hasta feliz, como si nadie tuviera problemas, como si nadie notara lo raro del lugar. Todo el mundo se había vuelto loco. Menos yo.
Miré de nuevo hacia adentro del baño, había suficiente plata desparramada por todos lados como para pagar la comida de una mesa llena de comensales...O tal vez más aún....
Me observe en el espejo, despeinada, pálida y con el reflejo de la poca percepción de la realidad que sentía tener en ese momento.
Vivir todas esas cosas eran para mi como la peor pesadilla, la peor alucinación, lo peor de lo peor.
Acomodé rápidamente y así nomas mi pelo y dí unos pasos fuera del baño.
No tenía intenciones de despedirme de Isai, sentía mucha vergüenza e impotencia con todo lo que me estaba pasando.

Suspiré a lo largo del lobby, notaba algunas miradas en mi y nada podía sentarme peor.
Salí apurada, sin decir una palabra y cansada sin una explicación alguna. Estaba al borde del llanto, pero estaba bien, llorar era lo más realista que podía hacer en un lugar tan irreal.