Enfermedad Matutina (J. Vaca)

por **Azul** Jue Jul 22, 2010 3:03 am

Ese día no pudo dormir, como los otros días atrás. Con frio y solo una bata salió del edificio Mauve, tenía a Kaos en la espalda. Había logrado escapar después de tantas cosas, le ayudó la flecha en el arco del violín, ese arco era mágico después de todo. Caminaba sin rumbo, con pies descalzos, buscando algún lugar que reconociera en esas horas de la mañana. La bruma aun no se disipaba ella lo único que quería era llagar a Tartarus sea como sea. Se detuvo en la esquina de un edificio a vomitar, se sentía terriblemente mal, tenía un aspecto terrible, sin embargo no perdía aquella belleza que la particularizaba. Apenas pudo recuperar aliento para seguir caminando junto con Kaos. Sus ojos parecían humedecidos por el cansancio. Sus labios estaban resecos, le abordaba la sed insaciable, esa sed que quieres beberte un lago entero. Esperaba al menos poder esconderse pronto para no ser descubierta. Escuchó un graznido y se escondió detrás de unos basureros en una de las calles, rezando, para no ser descubierta. Escuchó unos pasos que se acercaban y ella no pudo moverse ni un solo centímetro, estaba muy cansada. Herida, no solo físicamente, sino, todas sus emociones se habían ido por un caño bien profundo. Cerró los ojos por un instante y los abrió de nuevo pensando que no debía dormirse, aun no, debía llegar al menos a la panadería. Esperaba que esos pasos no fueran de su captor. No era creyente, pere rezó.

por **John Cow** Jue Jul 22, 2010 4:15 pm

Abrumado por los cambios, Juanito caminaba con pesadez por las calles oscuras de la Villa del Roble, entregando su destino a sus pies mientras cavilaba sobre los acontecimientos pasados, presentes y futuros. Había llegado hacía apenas dos días a esa...extraña [podía llamarla así en su fuero interno sin temor a causar desaires u ofensas] Villa. Sólo había logrado entender pocas cosas y aun tenía mucho por conocer, sentir y desear...como estaría por conocer esa noche.
Apenas conocía y comprendía superficialmente los cambios que estaban sucediendo en su cuerpo y mente, por lo que por momentos se sentía como un extraño en su propio cuerpo...Una sensación de lo más espantosa. Aún así, vivía en tranquilidad y en paz, lo cual le agradaba y atenuaba un poco la desdicha que sentía en algunas oportunidades.
Sus pies, por azar o destino, le llevaron a la plaza donde estaba ubicado el Roble Fantasma, árbol imponente y tan maravilloso como aterrador que le daba el nombre a la Villa y que la mantenía apartada del tiempo, como una dimensión paralela pero conectada con el mundo. La extraña neblina, eterna compañera de la vida en aquel sitio, podría haberle supuesto un impedimento a su capacidad para movilizarse pero no lo era. Por algún extraño motivo, sabía perfectamente hacia donde se dirigía, y es que las Criaturas saben siempre cual es su destino...y aunque la raza humana prefería hacer como que no lo sabía, en aquella villa nada era completamente humano.
Caminaba pensando en su llegada a la Villa y en los cambios que se habían producido en él desde entonces...su piel se había tensado aún más sobre el incrementado volúmen de sus músculos, su mandíbula tenía ahora un aspecto más fuerte, firme y seguro, mientras que por otro lado, su porte se había hecho más imponente y elegante. De aquella manera, quienes lo hubieran conocido en su pasado humano [por extraño que pareciera, así sentía a su existencia previa a la llegada, sólo habían pasado dos días mas sentía que aquello pertenecía a otra vida] habrían notado algo distinto en él, ya no era aquel individuo que vagaba con libertad por el mundo con su música como única compañía...ahora caminaba este mundo con el peso de un destino conocido e inevitable, prisionero de algo más fuerte que él mismo, luchador de una causa superior...Aquello le ponía en otra dimensión completamente diferente al resto porque el guerrero que lucha por algo más grande que sí mismo es dos veces guerrero. Esa diferencia era notable a los débiles ojos humanos, que sentían respeto por él a pesar de no saber por qué lo hacían.
Un sonido extraño alertó su sentido del oído, y giró sobre sí mismo a una velocidad vertiginosa que le revolvió el estómago. ¿Cuándo demonios lograría controlar la velocidad de sus reflejos? O al menos, deseaba poder evitarse las nauseas y acostumbrarse a la endemoniada velocidad que había poseído su cuerpo. Maldiciendo entre dientes con un susurro, echó a andar hacia el orígen del sonido, atraído por una miríada de emociones que sentía como extrañas pero que le afectaban como si fueran propias. Aquello era como mirar a traves de un cristal empañado, uno podía ver pero no parecía hacerlo a través de sus ojos...
Sus ojos se abrieron unos milímetros a causa de la sorpresa. La última vez que había visto a aquella mujer había sido en la cafetería del tren y se la había llevado a cuestas el "Señor del Sombrero", que para él no tenía nada de señor..."Cabrón del Sombrero" le parecía un apodo más aproximado. En su estadía en la Villa había oído algo de la historia entre ambas personas y había comprendido el motivo por el cual aquella mujer ataviada con ropajes azules se habría hecho esas marcas en las muñecas...El manojo de sentimientos extraños había ido incrementándose a medida que se acercaba a ella, quedando en evidencia quién era dueño de ellos. No obstante, no era la sorpresa por haberla encontrado allí sino por su estado. Pálida y ojerosa, sus ojos vidriosos brillaban con un destello enfermizo.
Se agachó a su lado y la alzó en vilo sin ningún esfuerzo, sosteniendo su peso con un brazo fuerte, duro pero delicado, mientras que con el otro alzaba el increíble violín de la mujer y su arco correspondiente. La frialdad del cuerpo de la humana contra el cálido cuerpo del Guardián le provocó a éste un ligero escalofrío.
Ignoraba lo que le sucedía, pero sabía por instinto que debía llevarla a un lugar seguro. Conocía dos, su habitación y la biblioteca Rose...Titubeó, indeciso. Llevarla a su habitación sería más discreto y cercano puesto que la Biblioteca se encontraba un poco más lejos...Con el rumbo fijado, el Guardián procedió a llegar a destino, cargando con el peso frío de la mujer.
-Te llevaré a un lugar seguro y te curaré- prometió con su voz grave embargada por la firmeza al notar que ella tenía los ojos abiertos y que el temor brillaba en ellos. Podría haberle dicho que todo estaba bien y que no tenía por qué preocuparse, que él la protegería y que no dejaría que nada le sucediera. No obstante, él, guardián y dos veces guerrero, no gastaba palabras en decir lo evidente...

por **Azul** Jue Jul 22, 2010 9:26 pm

Eve tenía escalofríos y mareos, sus labios quebradizos estaban rotos y con la sangre seca. Cerca de su ojo izquierdo tenía otra marca, un moretón, más todas las demás marcas escondidas debajo de aquella bata. No podía reconocer muy bien a la persona que se le acercó, pero no olía al Cuervo, el custodio que le había asignado su cínico esposo, el señor del sombrero. Se escuchó un Graznido a lo lejos. Ella abrió los ojos apenas pudiendo articular palabras cuando el Guardian la levantó entre los basureros.
-No hay tiempo… tienes que salvar a Kaos –Dijo muy asustada. Le preocupaba mucho la condición de ese mágico violín, no quería que le pasara nada, porque en el fondo sabía si ese violín se perdía, ella se perdería con él. Le miró nuevamente con angustia, reconociendo apenas el rostro del Guardián- Te conozco –comentó mirándolo con los ojos humedecidos. Se escuchan los graznidos más cerca y aleteos también.- Por favor… -suplicó mirando al joven que la llevaba en brazos algún lugar seguro, pero el tiempo apremiaba, los aleteos de varias aves se acercaban a una velocidad impresionante, un cuervo se detuvo enfrente de ellos y graznó. Sus ojos negros parecían dos crueles vigías -Debes llevar a Kaos a Tartarus, se lo entregas al señor de la cabaña, el Vagonero. – Recordó perfectamente aquella promesa de no decir su nombre, y solo pudo decir como lo conocían en toda la villa, el vagonero, el sucio y maldito vagonero. Tomó un poco de aire para continuar: -Está en la laguna de las luciérnagas, en el bosque. –Apenas podía hablar con una voz seca- No me siento bien… -dijo tocándose la cabeza. Más cuervos empezaron a aterrizar cerca de ellos.

por **John Cow** Vie Jul 23, 2010 1:21 am

Escuchó el graznido de los cuervos pero apenas les prestó atención...Debía llevar a la mujer a su habitación, cada instante que pasara era vital.
Escuchó como Eve Wickham balbuceaba pidiéndole que salvara al violín. Frunció el entrecejo, ¿qué clase de pedido idiota era ese? ¿Cómo podía siquiera pensar que iba a dejarla allí para llevarle un instrumento musical a aquél ebrio voluble? Él lo ignoraba, pero no iba a consentirla; su deber era proteger a las criaturas, aquel violín no lo era.
-Te equivocas, Eve Wickham: conoces al que fui, no al que soy. Algo ha cambiado en mí desde que llegué a este sitio- replicó sin ánimo de discutir, no iba a hacer que aquella mujer gastara la energía que le quedaba en un tema que podía esperar.
Sintió el virulento temor que ella experimentaba y fue arrollado por la potencia de la emoción. Sabía que ella temía a los cuervos, pero ignoraba a qué se debía...los cuervos eran animales muy inteligentes. No comprendía aquel miedo que le embargaba como si fuera suyo. También sentía desesperación...¿Qué demonios?
Escuchó nuevamente los débiles quejidos de la violinista pero la ignoró, no iba a consentirle ese capricho porque simplemente no había espacio para ellos en su vida.
Echó a andar a mayor velocidad, con la mujer cargada en su hombro derecho, y el violín con su arco tomado por su mano izquierda. Miró hacia atrás...se sentía inquieto, no era normal que tantos cuervos se reuniesen allí, sobre todo teniendo en cuenta la cercanía al Roble. Quizás...
Su instinto le decía que allí había peligro, pero su razón no atinaba a encontrarlo...Decidió, por una vez, darle la prioridad al instinto...el tiempo probaría luego que fue la decisión acertada.
Apuró aún más el paso.
-Calla y mantente en silencio, luego podremos hablar todo lo que quieras- musitó en voz baja para que sólo ella le escuchara. Empezaba a desconfiar de los pájaros...

por **Azul** Vie Jul 23, 2010 10:41 pm

Eve abrió los ojos agitada al escuchar al cuervo. Intentó bajarse de los brazos del Guardián, pero la debilidad la abrumaba y no logró hacer lo que se proponía. Sentía que todo de daba vueltas.
-Aléjate de los cuervos –musitó- Déjame aquí y ve con el violín a Tartarus.

Los cuervos empezaban a llegar y llegan como una terrible plaga, uno a uno empezaron a rodearlos y cada uno cada cuervo graznaba en forma de aviso, todo esto venía acompañado de una espesa bruma. Odiaba el apellido Wickhan, lo odió en ese momento más que nunca cuando escuchó al Guardián llamarle así. –Nobrega- dijo apenas con un respiro- Eve Nobrega- su nombre real, el que había adquirido desde que llegó a la villa, no quería tener ningún lazo más con el señor Wickham que la obligaba a permanecer en aquel edificio en contra de su voluntad.

La bruma en aquella mañana no se disipaba, empezaba a contenerse debajo de los pies del Guardián. Los pasos del joven se apresuraban entre las calles junto con Eve y el excéntrico Kaos, sin embargo, detrás de ellos venía una parvada intensa, que dejaba el cielo oscuro como una mancha de lodo, haciendo una sombra intensa. Una quimera de cuervos, eso era lo que pensaría, pero esto se estaba saliendo del alcance de lo que pudiera manejar un solo Guardián con cientos de cuervos. Eve guardó silencio al escuchar a Juanito callarla. Suspiró aun con miedo y ansiedad, tragó con dificultad notando aquella melancolía en sus ojos que la consumía.

Las aves graznaban y seguían amontonándose a su alrededor, algunas aleteaban y una sombra de más de dos metros se acercaba apresuradamente hacia ellos… era un tipo de cabello largo y fornido, ojos nublados en color de las sombras. Los cuervos se alborotaron al verlo presente y decir “Guardián… deje a la señora Wickhan”.El hombre tenía un semblante tranquilo con una barba en candado, se quedó mirando fijamente al Guardián. Eve no confiaba en el, puesto era una especie de siviente de su captor.

por **John Cow** Dom Jul 25, 2010 12:13 am

Miró a la violinista entornando los ojos, estaba cada vez más pálida. Sus débiles intentos por bajarse de los brazos del Guardián hubieran tenido más éxito si hubieran sido realizados por un niño. Meneó suavemente la cabeza mientras caminaba a pasos agigantados en dirección a la seguridad. Se abstuvo de replicarle, y notó que el número de cuervos había aumentado considerablemente. La preocupación era grande, pero también lo era la fuerza de su voluntad y su coraje. Si un Guardián no podía proteger a una Criatura, no merecía ser nombrado como tal...
La bruma también crecía. ¿Qué rayos sucedía? Aquello era antinatural, esa bruma no era producto de la naturaleza sino de otra voluntad...Podía sentir el miedo y la ansiedad de Eve como si fueran suyos y eso no hizo nada por ayudarle. Si hubiera sido un guardián experimentado habría sabido doblegar esas emociones, pero él era nuevo...
Apuró cuanto pudo el paso mientras cargaba el peso muerto de la mujer y de su violín...en ese momento, escuchó una voz firme detrás de sí y se detuvo en seco. ¿Quién era ese individuo que reclamaba la libertad de la "señora Wickham"? Nunca le había visto en la Villa y Eve desconfiaba de él. Eso era suficiente para que él supiera que no debía dejarla.
Fulminó al hombre con su mirada llena de seguridad e ira. El hombre que dañaba a una mujer no merecía el honor de ser hombre. Con la hostilidad impresa en cada milímetro de su semblante, Juanito bajó a Eve hasta el suelo y la puso detrás de si, interponiendo su cuerpo entre el del extraño y ella.
-Los Guardianes sólo servimos a la protección del Roble, y yo no me inclino ante extraños que reclaman lo que no les pertenece -gruñó con un tono cargado de agresividad y que no auguraba nada bueno. Si el individuo deseaba llevarse a la "sra. Wickham", él sería un oponente formidable. El Guardián nunca había retrocedido en su vida y lo haría sólo una vez, pero esa vez aun no había llegado. Tensó sus músculos, listo para recibir contestar a un posible ataque.
-La señora Nobrega- puso énfasis en la última palabra - irá conmigo. Espero que entiendas y respetes su voluntad.-
Esperaba por el bien de aquel hombre desconocido que lo hiciera, porque si no lo hacía...

por **Azul** Dom Jul 25, 2010 3:23 am

Dado del cuervo.
Este dado no existe.

por **John Cow** Dom Jul 25, 2010 3:34 am

Este dado no existe.

por **Azul** Dom Jul 25, 2010 3:58 am

El hombre de gran estatura miró retando al joven guardián, las aves se arremolinaban a su alrededor, su presencia era inminente, pero el Guardián aunque apenas estaba descubriendo sus habilidades, el sabia que en el interior debía proteger a la Centella. Era su misión y como tal, orgulloso se impuso ante el gigante cuervo.

Eve por su parte, estaba casi inconsciente, mareada y asqueada de todo. Intentó sujetarse del joven Guardián, las palabras del cuervo le estremecieron y aunque quisiera replicarle algo, ella no podía ni siquiera abrir la boca. La espesa bruma se colapsaba en los pies haciendo sonar un tic toc de algo metálico, parecía que alguien más venia en búsqueda de Eve. Juanito bajó a Eve la cual se sujetó nuevamente de su salvador para no caerse. El cuervo empezó a reír cuando el joven Guardián decía sobre proteger el roble, sus ojos oscuros como las tinieblas lo miraron más retadoramente. Eve le sujetó del brazo y le dijo:
-Corre –le dijo al joven Guardián- Corre y no mires atrás.

Se acercaba el tic, toc de esa punta de plata en la baldosa de la calle. El cuervo dijo “Eso está por verse Guardián” Se acercaba cada vez más hacia donde estaban ellos dos, Eve Tomó de la camisa al Guardián para hacerlo hacia atrás, pero obviamente no pudo mover su armatoste cuerpo. El cuervo solo recibía las ordenes del señor del sombrero que su sombra se acercaba más hacía donde estaban ellos.

Hubo una nebulosa en el cielo el cual opacó el sol matitino y el viento del anuncio de una lluvia hizo agitar los árboles y las aves, el cual Eve hundió los dedos del joven Guardián para hacerle un gesto que huyeran por un camino entre las calles. Agarró a Kaos y el arco que estaban en una funda color cobalto. Y aprovecharon ese momento para escapar. Escuchando el gruñido del cuervo y el revoloteo de cientos de aves.

por **John Cow** Dom Jul 25, 2010 4:45 am

Miró de reojo el cuerpo de la joven mujer y supo que debía ir cuanto antes hacia su habitación y curarla. No podía darse el lujo de quedarse allí y perder el tiempo...Si pudiera estar seguro de que ella lograría moverse por sí sola se quedaría y le daría una paliza a aquel idiota, pero estaba su deber antes que su ego. No debía dejar que su orgullo se interpusiera en la vida de Eve...
Giró sobre sus talones y notó que ella estaba...¿intentando empujarle? Podía haber estado empujándole toda la tarde y él no se habría dado cuenta. La alzó en vilo sin ninguna dificultad, y echó a andar con la velocidad que lograría un humano común en buen estado y sin carga en dirección al Hotel. De haber estado libre, habría podido correr mucho más deprisa y dejar atrás sin dificultades a aquel individuo, pero la realidad era otra. Estaba cargado y no podía sacarle mucha ventaja. "Corre y no mires atrás" había dicho ella, y aquel Guardián testarudo decidió, por una vez, escuchar a alguien más que a sí mismo.
En ese momento, escuchó el revoloteo de cientos de aves, un gruñido sordo y humano detrás de él, y algo realmente extraño. Una especie de tintineo siniestro...Se preguntó cuál sería la fuente, su naturaleza curiosa le invitaba, seductora, a mirar hacia atrás. Reprimió su instinto haciendo uso de su voluntad de hierro.
Escuchaba los pasos del individuo cada vez más cerca...¿sería posible que les atrapara?

por **Azul** Dom Jul 25, 2010 4:52 am

Cuervo para dar alcance al Guardián.
Este dado no existe.

por **John Cow** Dom Jul 25, 2010 4:56 am

Este dado no existe.

por **Azul** Lun Jul 26, 2010 12:32 am

Cuervo.... Este dado no existe.

Juanito Este dado no existe.

por **Azul** Lun Jul 26, 2010 12:35 am

Eve quería que los pasos de Guardián sean más rápidos pero él hacía todo lo posible para que sus nuevas habilidades se fueran desarrollando, era celerico, algo impresionante, algo que jamás pensó que podía hacer en su vida. Mientras esto, Eve sujetó los amarres de la cuja de Kaos en el torso de Juanito para que este no callera con los movimientos bruscos y la velocidad en la que se desplazaba entre aquellas callejuelas de la villa. La bruma se espesaba y la tormenta cubría el cielo de azul oscuro avisando que se acercaba con avidez. Los rayos pintaron las nubes y el viento empezó agitar con más fuerza los arboles que traían los cuervos en el camino, pero uno, el más grande de todos venía pisándole los pies, hasta que les dio alcance enseguida. Se paró enfrente del guardián junto a la centella que huían de las garras del misterioso hombre del sombrero, el cual había mandado a su sirviente a capturar a su esposa. Algo se marinaba ahí que nadie sabía lo cual el Guardián estaba a punto de descubrir más adelante por aquellas habilidades adquiridas al tocar aquella bombilla celeste. El hombre se acercó a velocidad imperceptible a arrebatarle de los brazos al Guardián a Eve. Las aves revolotearon y las gotas de lluvia empezaron a caer, gotas gordas… No se escuchó el tic toc, pero el hombre que parecía un cuervo humano estaba ahí amenazante frente aquellos dos inocentes que trataban de escapar.

Se escuchó un gruñido por parte del Guardián el cual se movió más astuto que aquel cuervo ciego y logró escapar de las garras de su contrincante brincando con agilidad sobre algunos basureros entre la lluvia y aun con Kaos y Eve, los tres se encontraron a salvo en algún lugar lejos de los que le amenazaban. A lo lejos se escuchaba el revoloteo y el gruñir de el hombre cuervo que a pasos a agigantados parecía perseguirles con furia.

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