Y llegamos a....no tengo ni idea...

Abrí los ojos para encontrarme tendida contra mi estómago en el asiento del compartimento. Uno de mis brazos colgaba rozando el piso y el otro lo tenía doblado por sobre mi cabeza. Mi mejilla estaba aplastada contra la tela de la butaca. La luz entraba por la ventana. Me incorporé lentamente algo avergonzada de la posición en la que dormía quedando sentada con una pierna cruzada bajo de mí. Le eché una mirada al hombre del asiento de enfrente. Aún continuaba leyendo el periodico y tan inexpresivo como siempre. Fruncí el ceño algo preocupada...¿le pasaría algo? Me pasé la mano por el pelo para quitarmelo del rostro y bostecé con ganas. Mi estómago rugió de hambre audiblemente. Hace unas cuantas horas que no comía nada.

El tren comenzó a disminuir su velocidad y me levanté para recuperar mi mochila del porta equipajes. Rebusqué entre la ropa por mis documentos ya que una vez en la estación tendría que comprar otro pasaje para continuar mi viaje a Mexico. Según mis cálculos, este tren debería haberme dejado en algún punto de la parte norte de Argentina. Suspiré. Me quedaba un largo viaje...quizás sería buena idea intentar cojer un avión. Cuando el tren se detuvo por completo me eché la mochila al hombro y me moví para abrir la puerta del compartimento. Pero antes de salir por completo sentí que una mano se cerraba en mi muñeca. Sobresaltada miré hacia atrás. El hombre del periódico estaba algo estirado en su asiento y era una de sus manos la que me aferraba con fuerza. Mi corazón se disparó. Estaba frio y me dio la sensación de que por sus venas ya no corría la vida. Tiré un poco intentando soltarme, incapaz de hablar o gritar.

- ¿Esta segura que quiere bajar?- dijo con una voz pastosa y carente de emociones. A pesar de la posición en la que estaba, el periodico seguía cubriendo su rostro y eso era lo que más desconfianza me daba.

- Creo que sí- le respondí deslizando mi mano por la manga de la chaqueta de John hasta que logré zafarme del hombre. Él se retiró lentamente hacia atrás en su asiento, sin revelar en ningún minuto sus facciones. Le dí una última mirada y salí del compartimento al tiempo que él decía -Se lo advertí- Negué con la cabeza y cerré de golpe la puerta acomodandome la mochila y avanzando por el pasillo lo más rápido que podía. Lo último que quería era quedarme atrapada en este tren con un sicótico con aspecto de muerto.

Finalmente llegué a la salida y me lancé de un salto al andén. Estaba vacio. Fruncí el ceño confundida...¿Acaso nadie más bajaba en esta estación? Comencé a andar en dirección a la estación...echando miraditas casuales a mi espalda y... el tren había desaparecido.

-¡Wow!- dije en voz alta aferrándome a mi mochila. Luego volví mi vista hacia la estación. No distinguía en ningún lado la ventanilla de venta de pasajes...y a decir verdad...esto no se veía para nada como Argentina. Comencé a silvar para tranquilizarme e ingresé al edificio topándome de lleno con los servicios sanitarios. Sonreí agradecida y me metí en el de señoritas. Me miré en el espejo, tenía manchas oscuras de maquilaje bajo mis ojos y mi cabello estaba alborotado. Me desabroché la chaqueta dejandola a un lado y me quité la camiseta que llevaba. Con el borde limpié mis ojos y luego me arrojé agua fresca en el rostro, secándome con la misma camiseta. Rebusqué entre mi mochila tirándo de una limpia y me la puse. Luego, pasé mis dedos por mi cabello intentando desenredarlo un poco y me apliqué algo de perfume. Por último, lavé mis dientes antes de volver a colocarme la chaqueta. La miré unos momentos sintiéndome algo culpable, ahora ¿Como se la devolvería a John? Anoche se había ido tan rápido que no alcancé a reaccionar para pasársela. Me sentía nerviosa. Levanté el borde de mi ropa para descubrir mi tatuaje de vaca y pasé mis dedos sobre él en busca de tranquilidad - Ahí vamos- me dije mirándome en el espejo, tal y como le había comentado ayer al cuervo...lo que tenga que pasar...pasará... así que tomé mi mochila y salí de vuelta a la solitaria estación.

-¿Hola?- dije mirando hacia todos lados- ¿alguien por aquí?- avancé unos pasos más antes de escuchar unos pasos acompañados de otro sonido a mis espaldas. Me giré y mi boca se abrió sorprendida. El hombre del sombrero, el mismo que había visto en el tren. El sombrero ocultaba sus facciones y en su mano tenía algo que brillaba...una bombilla...la cual me tendió. Yo elevé mis cejas inquisitivamente sin entender mucho, pero estiré mi mano de todas formas...