Buscando algo de comer [Libre]

Ya hacía algún tiempo que Alan había subido al tren y posó una mano en su estómago al escucharlo rugir. Dedicó una mirada a su lobo, Neil, el que lo miraba con cara de arrancarle una pierna si no le daba algo rápido. El joven le sonrió al animal y se paró, acomodando su morral en el espalda y tomando el estuche de su guitarra con la mano, obviamente no dejaría a su preciada Gibson Les Paul.

- Viejo, te quedas aquí mientras voy a por algo de comida - le dijo el rubio al lobo, el cual se acostó en el piso, bufando algo irritado, pero sabía que el joven no podía llevarlo consigo o llamaría demasiado la atención. Le guiñó un ojo al animal y caminó hasta el vagón cafetería.

Justo cuando se iba a sentar en una mesa vacía, vio divertido a una preciosa joven. No lo pensó dos veces y se sentó a su lado, pidiendo un café bien cargado y una carne termino medio al mesero que se acercó - Espero que mi compañía no le cause molestias - comentó Alan, mirando fijamente los ojos de la chica, dejando ver su blanca sonrisa. Se dio cuenta, feliz, de que ella tenía puesto los audífonos. "Quizá sea una amante de la música como yo", pensó, dejando su morral y la guitarra a un lado.

Alan se carcajeó al escuchar la respuesta de la joven y la miró divertido, despertando la curiosidad que habita en su interior. Solo desvió la mirada de su distraída acompañante, cuando el mesero llegó con su orden - Gracias - murmuró el rubio al mesero tomando rápidamente la taza de café entre sus manos y cual niño colocó cinco terrones de azúcar dentro del oscuro líquido. Le dio a la carne un pequeño vistazo, seguro de que a Neil le gustaría.

Volvió a prestar atención a la chica tomando un sorbo del humeante café, sin dejar de escrutar sus finas facciones - Soy Alan Lugue - se presentó, estirando la mano hacia la morena, pero en vez de tomar la mano de la chica, tomó un audífono de su oreja para poder escuchar la tonada que ahora tocaba el reproductor - Me gusta... - comentó el chico, dibujándose una ligera sonrisa en la comisura de sus labios, mientras seguía la melodía con sus dedos sobre la mesa.

Alan se sonrió al escuchar a la chica suspirando, cerro levemente los ojos, comenzó a tararear la canción que la joven estaba escuchando, volvió a sonreírse tomándole mayor intención a sus palabras a como le decía su nombre, - un placer, señorita Anne, - sus ojos se fijaron en la sonrisa de la mujer que tenía al frente suyo, en la forma tan atenta que dirigía sus ojos a la guitarra que traía en su espalda.

-Es una muy buena canción, - comenzó a beber un sorbo de su cálido café, soplando debes en cuando para no quemar su lengua, - Amm… - miro por su hombro la guitarra, levanto una de sus manos y la indico con su dedo pulgar, - espero… que no sea muy notorio, - se sonrió, - claro, - la quito de su hombro depositándola en sus piernas, abrió el estuche que la envolvía, cubriéndola y manteniéndola en un buen estado. –Es una Gibson Les Pau, - la miró algo expectante a la respuesta de la señorita Anne, los ojos de Alan se volvían brillosos y llenos de energía cuando se trataba de música, esta era su verdadera pasión, amaba la música. - ¿Toca algún instrumento?, ¿Canta?

El joven le sonríe, escuchando detenidamente cada palabra de la chica, reparando en el fulgor de sus ojos al contar su historia con la música, deslizando una pequeña risa por entre sus labios cuando menciona su canto. Alan toma otro poco de café, dejando que el cálido líquido entibie su cuerpo.

- Ya llevo algunos años con ella - contesta el rubio, haciendo un recuento mentalmente - ¿Quieres tomarla? - le pregunta, al notar la indecisión de su acompañante al comienzo, por tocar su preciada guitarra - Tranquila, no muerde - se mofó con picardía - y yo tampoco - le sonríe con malicia a la morena para luego guiñarle un ojo - si quieres...

Saca un cigarro del paquete que lleva y lo prende con el encendedor, inhalando profundamente su exquisito y rugoso aroma, volviendo su atención a la joven - Espero que no te moleste el humo - comenta reclinándose en al silla para observarla mejor.

Una sonrisa pícara se dibuja en los labios del joven y se saca el cigarro por un momento para tomar un trago de su cálido café, notando que ya había dejado vacía la taza. Alan hace una mueca al darse cuenta de ello y llama al mesero. El comentario de la morena ante sus propias palabras quedó grabado en su mente, haciendo que la sonrisa se ensanchase aun más, mientras desviaba su mirada a la carne, que aun no tocaba.

- Vengo... - el rubio dudó de su respuesta - vengo de una Villa - murmuró al fin, mirando de soslayo el reloj que estaba en la pared del local, recordando con melancolía su hogar. Fue entonces cuando se acordó de Neil, debería estar hambriento. - Deme la cuenta, por favor - le dice al mesero cuando se acercó a la mesa - Ha sido un deleite el habérmela encontrado, Anne - desliza las palabras como terciopelo y paga la cuenta una vez se la entregaron. - Estoy seguro de que nos volveremos a ver y disculpa mi rápida huida, pero me esperan - le guiña un ojo antes de pararse, tomar su morral, su guitarra y depositar un delicado beso en la suave mejilla de la joven, para luego salir de aquel vagón con el plato de carne en las manos.

El chico estaba seguro de que le reprendería por la demora y por el hecho de que ahora la carne estuviera helada. Con suerte conservaría las manos. La idea provocó risas despreocupadas que resonaron entre los vagones huecos de los demás compartimentos.