Oh dios, sala equivocada. (Libre)

por **Veronica Halliwell** Miér Jun 16, 2010 12:27 am

Me sentía cada vez más cansada, mis músculos me pesaban y mis ojos se cerraban a medida que estaba sentada allí en ese asiento. Dispuesta a quitarme ese cansancio y no quedarme dormida, me levanté de un salto y empecé a caminar hasta llegar a algun lugar más divertido. No iba a encontrar una super fiesta, pero por lo menos alguien que hable más que la gente que estaba allí sentada como zombies. Pronto, al mover una portezuela, entré a un lugar completamente oscuro, y decidí seguir avanzando. Mordería al estúpido que había hecho un corte de luz, o tal vez me mordería a mi misma por llegar a un lugar donde ni siquiera habia una lámpara.

~ No veo una mierda. ~ Dije mientras avanzaba por el lugar, y pronto caí sobre unas maletas, dándome en todo el estómago con una enorme maleta, la cual estaba parada y en el medio de muchas. Empecé a insultar en voz baja mientras que caía hacia un costado sosteniendome el vientre con fuerza. Pronto, encendí el mechero que tenía siempre en el bolsillo con un atado de cigarros. Por fin luz. Sentí como alguien me observaba fijo, sin quitarme la mirada, así que decidí darme la vuelta. ~ Ey, quien quiera que seas, no muerdo a menos que me lo pidas o me provoques. Sal sin pecado. ~ Bromée, y pronto sonreí, mientras que daba vueltas la cabeza para tratar de mirar quien estaba allí.

por **Vincent Van Dort** Miér Jun 16, 2010 3:07 am

Al trasfondo del compartimento de equipaje, escondido entre la oscuridad, se encuentra un misterioso joven. Viste una gabardina negra acompañado de un pantalon del mismo color, de esté cuelgan tres cadenas en distintas tonalidades: Cobre, plata y oro, son los materiales de dichas cadenas. El único lugar con silencio iba a ser quebrantado por el llanto de la flauta cuando de la nada un ruido quitó la atención del flautista en su instrumento. La oscuridad no permitía ver nada, sin embargo el golpe de alguien fue ás que perceptible a los sentidos de cualquiera.

Una sonrisa se dibujo en su rostro al escuchar la voz de una mujer. Parecia un tanto fuera de lo que estaba acostumbrado a encontrar en el tren. Pacificamente se puso de pie, se dirigio a donde se encontraba la mujer que escandalosamente había pisado aquel remoto lugar en el vagón, cuándo de la nada escuchó que le hablaba, percatandose que la mujer no sabía donde se encontraba él.

- No es necesario grites. - La voz de aquél chico se dirigió a la mujer. De entre la sombras se acerco a ella, con una sonrisa al rostro, ofrecio una de sus manos para que no volviera a caer... Buen día, será que por curiosidad humana, ¿Qué hace una dama como usted aquí? . Preguntó de un modo tranquilo mientras encontraba a la perfeccion la silueta de la mujer.

por **Veronica Halliwell** Miér Jun 16, 2010 11:06 pm

~ Bien, no grito, pero ayúdame por favor. ~ Respondí con una risita, y tomé su mano con confianza para impulsarme, así levantarme de golpe. ~ Oooh, estaba esperando que me traigan el cafecito mientras que aprovechaba para comerme una maleta. ~ Bromée, acariciando mi vientre aún adolorido. Decidí no preguntar que hacía allí por respeto -el poco que me quedaba-, y simplemente nuevamente le dí más potencia al mechero, dándole otra vez a la 'tuerca'.

No sabía porque me llamaba dama, muchos me llamaban adolescente insolente, y yo respondía 'buena rima, viejo', pero me gustó mi nuevo apodo. ~ Soy Verónica. ~ Dije, mientras que extendía mi mano, y sin esperar a que la extendiera, tomé su mano y la estreché con la mía. La solté de a poco, y esta volvió a mi bolsillo. ~ Me siento.. no sé, como si te hubieran echado una cadena encima y luego una aspirina para dormir. ~ Admití sin miedo, llevando mi mano a mi cabeza.

Probablemente creería que yo era demasiado extrovertida, pero ya eran varios los que creían eso -de hecho todos a los que conocía. Sentía eso realmente, y tenía unas nauseas excelentes. Estaban para hacer una nueva enfermedad, el 'Sindrome de la hecha comida para orangutanes'.

por **Vincent Van Dort** Jue Jun 17, 2010 12:18 am

El joven, o por lo menos en apariencia, escuchó cada palara que salia de la boca de la mujer. Sostuvo su mano con delicadeza, al momento que esta se ponía de pie. Sonrió ampliamente ante la broma de la pequeña mujer traviesa. Miró como es que inhalaba cierta cantidad de humo. No lo desperdiciaría si fuera tú pensó divertido. Una pequeña risilla se le escapo por lo bajo al joven.

Un pequeño momento de silencio entre el joven y la dama. Antes de que siquiera él le pudiese decir algo, ella se encontraba haciendo, una muy vaga, pero efectiva presentación. Sin un aviso previo la mujer tomo la mano de Vincent, cosa a la cuál no estaba acostumbrado pero que de momento le causo gracia. - Un placer Veronica, permitame presentarme. - Dijo el joven con un tono elocuente para alguien que se hallaba en el compartimento del equipaje de un vagón. - Mi nombre es, Vincent Van Dort - Hizo una pequeña reverencia ante la mujer. Se volvió a erguir, una sonrisa que no parecía que fuera a desaparecer de su rostro.

-No es para menos, no todos los días uno caé entre maletas. Y mucho menos es golpeado por ellas. - Menciono amablemente. Le miro, y parecía que la sonrisa se
volvia más amplía. - Se encuentra bien, ¿Le sucede algo? -Preguntó cortesmente al mirarla un tanto extraña.

por **Veronica Halliwell** Jue Jun 17, 2010 1:22 am

Oí su nombre, y asentí con tranquilidad, soltando su mano y ni bien lo hice, Vincent hizo una reverencia. ~ Wow, la primera vez que me siento como la realeza. ~ Murmuré, mientras que sonreia alegramente. ~ Suena como si unas maletas me hubieran dado la paliza de mi vida. ~ Dije divertidamente, mientras escuchaba su comentario de las maletas. Realmente me parecía idiota de mi parte caerme así, pero era casi inevitable reirme de mi misma.

~ Nah, de hecho solo me duele la cabeza. Creo que me queda alguna aspirina. ~ Dije despreocupadamente, mientras me encogía de hombros. De hecho, yo era así, despreocupada. Me arreglé un poco el cabello, colocándolo tras mi oreja y me senté sobre un enorme equipaje.

Rebusqué entre las maletas, hasta que dí con mi bolso y de ahí saqué una aspirina para la cabeza. La tragué directamente, aunque hice una cara extraña al casi ahogarme. ~ Ya. Ya se irá el dolor de cabeza. ~ Murmuré, mientras me volvía a acomodar sobre el enorme equipaje.

por **Vincent Van Dort** Jue Jun 17, 2010 4:20 am

El joven sintió como su mano fue soltada de una manera un tanto "peculiar". No pudo evitar soltar una risa un tanto burlona sin perder la elegancia. Notó que aquella jovencita era un tanto alegre, pero igual descuidada. Sonrié un tanto alegre y burlón ahora. Las palabras de la mujercita eran tan incoherentes, algo que no se topaba muy amenudo, sin embargo, ella provocaba cierta curiosidad en el joven.

Observó la actitud de aquella joven, el como no le preocupaba su dolor de cabeza. Siempre que recordaba una dama de la alta alcurnia, era todo lo contrario de lo que ahora veía, una dama como a las que estaba acostumbrado, ahora estaría llorando y casi muriendo. Analizo el modo en que se sento sobre el equipaje y la sonrisa amplio un tanto.

- No es bueno automedicarse, una aspirina no lo podrá resolver todo. - Mencionó mientras imitaba a su acompañante. En una maleta, tomó asiento. Sacó una cámara del bolsillo de su gabardina negra, y sin previo aviso un flash alumbro y deslumbro a la joven acompañante. - Disculpa, un pequeño recuerdo Musitó por lo bajo.

por **Veronica Halliwell** Jue Jun 17, 2010 4:36 am

Parecía que estaba divirtiéndose, no estaba incómodo por suerte. Cada tanto soltaba risas y me analizaba detalladamente, como si yo estuviera demasiado fuera de lugar, o estuviera loca -Seh, lo estaba, ¿Y?-. Tal vez era la segunda, siempre era igual.~ Beh, está bien. ~ Dije ante lo de automedicarse. ~ ¿Que? ~ Pregunté luego de sentir un flash, y me sentí como una inutil al solo alcanzar a sonreir, no había alcanzado a sacar la lengua o hacer una pose extraña.

~ ¿Para que el recuerdo? ~ Pregunté, distrayendome mirando el techo. Al acomodarme el cabello, se vió el tatuaje en mi muñeca. Rápidamente lo tapé con mi abrigo, y me acomodé el pelo tranquilamente. Pronto yo lo analicé a el. Lucía como un rico de las más altas zonas, pero no se veía muy aguafiestas, de hecho para mí no lo era, pero adoraba su educación -la que a mi me faltaba-. Pronto, volví a pararme y empecé a caminar nuevamente, con la mirada perdida.

Luego me concentré en no caerme, y cuando lo hice, traté de atrapar algo y me fuí de espaldas entre unas maletas. ~ Oye, esto no es tan porquería. Es cómodo. ~ Dije acomodándome, mientras que cerraba los ojos.

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