Breccio Di Napoli

Datos Personales:

-Nombre y apellidos del personaje: Breccio Di Napoli

-Sobrenombre: Ninguno.

-Raza: Humano. (Caucásico)

-Edad: 25 años

-Actividad: Trabaja como traductor.

-Nacionalidad: Italiano.

-Orientación sexual: Heterosexual

-Estado civil: Soltero

Descripción física y psicológica:

-Descripción física: Breccio es un joven de una estatura bastante alta, rozando el 1,90 (1,87 para ser exactos) De facciones alargadas y suaves, piel ligeramente pálida, pelo castaño oscuro que suele llevar largo a la altura de los hombros y ojos de un marrón oscuro penetrante y difícil de atravesar. Cuerpo delgado y fibroso debido al ejercicio físico que realiza. A destacar que posee diversas cicatrices alargadas ( de aproximadamente el tamaño de medio lápiz) a lo largo de su abdomen, pecho y espalda, provocadas por trozos de ferralla (Véase historia.)

-Descripción psicológica: Breccio se podría definir como un perfecto caballero. Educado, gentil, amable, condescendiente, y nunca, o casi nunca, termina por ser brusco, grosero u ofensivo.

Si bien nunca rechaza una conversación, con al ánimo de aprender nuevas cosas, también cabe destacar que no es alguien que suela hablar mucho de sí mismo. Introvertido y bastante reservado para con sus propias cosas, un halo de misterio suele embargar cada uno de sus gestos o palabras, como si supiese algo que el resto del mundo no sabe. Esto da lugar a pensar que es inalcanzable, pero nada más allá de la realidad, simplemente tiene el concepto establecido de que si alguien se merece conocerlo, que lo demuestre. Es una persona estudiosa y sabia, y no por talento natural, sino por mero esfuerzo y ganas.

Sin embargo, nunca fue como es ahora. Anteriormente era mucho menos introvertido y más vividor, sobretodo en su adolescencia... Sin embargo, el hecho de darse cuenta de ciertas cosas le llevó a volver a adoptar lo que realmente era, aquello que nació en él desde que era un niño, aunque de forma más bien obligada y por mero mecanismo de autodefensa... Y es que Breccio, por dentro, apenas siente. Se deja llevar por el devenir de las cosas, haciendo lo que tiene que hacer y porque tiene que hacerlo, sin más. Sigue dándose a los placeres, la única forma que tiene de sentir mínimamente, un perfecto mecanismo de autodefensa y evasión que no le hace sospechar a nadie lo que realmente le ocurre.

Así es Breccio, una persona que, aunque parezca perfecto, aunque parezca que todo le va bien, por dentro está mustio y marchito, dejando que los años transcurran sin encontrarle una solución por miedo a enfrentarse a aquello que le carcome por dentro.

Historia y familia:

-Historia: Breccio, en apariencia al menos, tuvo la infancia perfecta. Nacido en el seno de una de las familias adineradas y más prestigiosas de Florencia, de padre economista, aclamado en Europa y madre modista con cierto éxito, a Breccio nunca le faltó de nada, y cuando digo de nada, es de nada. Ingresó en una de las escuelas más prestigiosas de Italia y allí prontó empezó a despuntar por su inteligencia y su rapidez a la hora de encontrar soluciones. Al mismo tiempo sus padres le costearon las clases de piano y de idiomas, convirtiéndose en un muchacho del que se podría presumir...

Pero no fue así. Sus padres se pasaban la mayor parte del tiempo viajando de un sitio para otro, y eso degeneró en un défícit de atención bastante grande. Sin embargo, las cosas no le fueron mal y supo mantener estable... Hasta que alcanzó la adolescencia y llegó la época de las hormonas, el instituto y el crecimiento. Se convirtió en un muchacho apuesto, un hijo de familia rica y, por lo tanto, se convirtió en popular. Fue demasiado ingenuo y lo aceptó sin dudarlo, comenzando a darse a la mala vida. Las fiestas se hacían en su casa, casi siempre vacía, las chicas se lo rifaban y todo el mundo parecía hablar de él y de su maravillosa forma de ser. A los tiernos dieciseis años perdió la virginidad en una de esas fiestas, y poco después encontró una chica a la que supuestamente quería, empezando a salir con ella.

La cosa cambió cuando cumplió los dieciohco e ingresó en una universidad privada de las más prestigiosas. Poco después de sacarse el carnet de conducir tuvo un accidente de tráfico que casi se lleva su vida por delante. Pero lo peor no fue eso: Lo peor fueron las postales y regalos de sus padres, que ni siquiera se dignaron a aparecer por "estar demasiado ocupados", lo peor fue ver, contemplar como ni su novia, ni sus amigos aparentemente más íntimos, ni nadie, se dignaba a visitarle para ver que tal estaba. El varapalo fue tal que su mente se bloqueó durante varios días, permaneciendo encerrado en su casa, saliendo nada más que para comer y para cenar, martirizándose... Hasta que alcanzó una conclusión tan cierta que hasta le dieron ganas de llorar. Nunca habían estado con él por cómo era, ni siquiera se habían fijado en ello... Habían estado con él porque tenía dinero, porque invitaba y porque organizaba las fiestas. Se dio cuenta en ese momento de que poco importaba cómo se sintiera, qué problemas podía tener o qué forma habría de ayudarle... Lo que siempre había importado era su estatus y su posición social, nada más.

Tras recuperarse del todo dejó a su novia, dándose cuenta de que, en efecto, ni la quería, y retomó los estudios, sacando a flote, de nuevo, esa personalidad pragmática y seria... Su introversión fue en aumento, y alcanzó sus límites con 20 años, momento en el que apenas hablaba con nadie, convirtiéndose en una especie de asocial. Comenzó a comparar a las personas con hormigas e insectos, dándose cuenta ahora que lo veía desde fuera que todo formaba parte de un mismo flujo en el que los trabajos estaban marcados. Sin embargo no duró mucho más ese estado, y alos 22 años el vacío, la amargura y la soledad fueron tan grandes que se volvio a dar al "Carpe Diem", disfrutando mínimamente de nuevo de cosas como el sexo o el alcohol. Existía una diferencia, desde luego ,y es que ahora él era quién se aprovechaba y no al contrario... Pero nada de eso funcionaba, o bien funcionaba durante un corto y breve periodo de tiempo que hacía el regreso a la rutina aún más doloroso. Se resignó a ello, aceptando sentir un poco en vez de sentir nada, y terminó la carrera con unas calificaciones excelentes.

Ahora vive en París, una ciudad que siempre le había gustado, y ha recibido una petición de un cantante de un famoso grupo ruso para que actúe de tradcutor en su gira. Los términos a negociar del contrato se han de realizar personalmente, y por ello ha cogido un tren en dirección a la ciudad rusa...

Lo que Breccio no sabe es que su vida, está a punto de cambiar.


-Familia:
-Giulia Di Landro, madre, 42 años, casada.
-Carlo Di Napoli, padre, 45 años, casado.

Otros Datos:

-Nivel de adquisitivo: Alto, aunque no tanto como antes. Si bien puede permitirse sus caprichos (aunque no le llenen lo más mínimo), el rechazar al dinero que le enviaban sus padres le ha hecho ser algo más prudente. Pasó un año malo cuando empezó a trabajar sin ayuda, pero actualmente es más que solvente económicamente hablando.

-Pertenencias: Posee dos maletas de color pardo:
-Cuatro vaqueros de diferentes colores.
-Dos trajes.
-Tres camisas, una negra, una blanca y otra gris.
-Cinco camisetas.
-Una chaqueta de cuero.
-Una gabardina.
-Varios calcetines
-Un par de zapatillas de deporte.
-Un par de pantalones de chándal.
-Un necéser con colonia, desodorante, espuma de afeitar y maquinilla.

-Enfermedades: Ninguna.

-Antecedentes: Historial bien limpio. De adolescente tuvo alguna pequeña incidencia, pero nada grave.

-Manías o Trastornos: Mirar fijamente a las personas, mesarse la barbilla cuando está en actitud pensativa, fruncir el ceño cuando intuye que le mienten o sonreír de forma enigmática al estar ante una situación interesante. Algunas veces alza las cejas en señal escéptica o se revuelve el pelo en las contadas ocasiones en las que le puede el nerviosismo.

-Fobias: Breccio le tiene pánico a una sola cosa: A no sentir. A que ese vacío que se ha instaurado dentro de él no tenga solución, a que los años pasen sin remedio alguno y muera con él como único acompañante. Y lo peor de todo es que, al margen de esos pequeños alivios que utiliza como forma de evasión y autodefensa, no ve la forma de arreglarlo. Ha perdido la fe en el amor, llegando a la certeza de que no existe, y el miedo a enfrentarse a aquello que tiene dentro le impide poder creer o ver alguna diferencia que le haga cambiar de perspectiva.

-Gustos: Adora dos cosas por encima de todo: La música, concretamente el piano, y los idiomas. En ambas cosas ha tenido clases particulares de pequeño que se ha podido costear gracias a su posición social, y actualmente, al margen de ser un traductor respetado en varios países, es algo más que diestro con los dedos sobre las teclas. Sin embargo, nunca toca en presencia de nadie, reservándose ese privilegio para él mismo... Y es que la melancolía, la tristeza y la amargura que le imprime a cada nota para muchas personas les resultaría insoportable o, lo que es peor, ni siquiera se darían cuenta de lo que está queriendo decir.


-Extra:

Religión: Anteriormente católico. Ahora, ateo.

Habilidades: Tiene cierta maña para los trabajos manuales y suma soltura con los idiomas. Sin embargo, la habilidad que más destaca, la más perfecta, es su pragmatismo, su saber estar y el actuar con rapidez ante cualquier tipo de problema.

Deportes: Practica artes marciales, conrectamente Aikido, desde hace un par de años. Se le da bastante bien y, aunque espera no usarlo, lo realiza más bien para fortalecer el cuerpo. Pero para todo hay un equilibrio, y fortalece su mente realizando Tai Chi.

Mascotas: Ninguna, no tiene tiempo para cuidarlas.

Idiomas: Italiano, Inglés, Alemán, Español, Francés y Ruso. El primero porque nació en Italia, el segundo lo aprendió mediante clases particulares y el instituto, y los demás los ha aprendido en el transcurso de su carerra.

Estudios: Licenciado en Traducción e Interpretación.