Lost in the Fog (Dante)

por **Anne-Lise Shepard** Miér Jun 23, 2010 3:35 am

Desde que llegó a la villa, hacía apenas unos días, Anne-Lise no había pensado que pudiera llegar a sentir recelo o temor por nada relacionado con esta... Pero se había equivocado, sin duda alguna, porque de nuevo quedaba demostrado que no había algo bueno que no tuviera su parte mala. Acababa de llegar a un sitio cuya niebla le dificultaba más la visión y plagado de ruinosos edificios y, aunque siguiera teniendo ese toque mágico que tanto le fascina, lo cierto es que estaba completamente perdida, sin rumbo alguno que seguir... Además, estaba el hecho de que y le era harto difícil conseguir respuestas de la gente que parecía habitar la aldea cuando se extraviaba, y en aquella zona no había nadie.

Anne-Lise, ataviada con un enorme abrigo blanco que la cubría hasta la barbilla y le iba algo amplio, pasea con expresión confundida por el lugar, como una figura que forma parte de esa densa niebla que tanto le complicaba la tarea de distinguir bien el camino. Llevaba las manos metidas en los bolsillos, y sus zapatos eran casi planos, resonando apenas sobre el suelo agrietado. De repente, el maullido de un gato, hace que se gire con brusquedad, topándose con el animal... Bueno, no es una persona, pero es un ser vivo por lo que, encogiéndose de hombros, decide correr tras él:

-¡Eh! ¡Espera! -Le grita, justo antes de tropezar en su carrerilla y caer al suelo, desorientada. El cabello rojizo le cae completamente desordenado por el rostro, dejando a medio tapar sus grandes ojos azules, los cuales intentan encontrar, aún sentada sobre el asfalto, el rastro del felino.

por **Dante Van Blood** Miér Jun 23, 2010 4:56 am

Y sin darme cuenta, me había adentrado en una sofocante y densa neblina, en la que podía sentir una pesadez inigualable. Saqué del bolsillo de mi gabardina negra los cerillos y un cigarrillo que me llevé a los labios con indiferencia, pese a saber que solo me quedaban algunos cuantos. No teniendo una ruta fija o propósito aparente, me aventuré a conocer los confines de este extraño mundo grabando en el papel dibujos y anécdotas de mis parajes, a fin de crearme un mapa de este sitio.

A mi paso, podía observar varias casas en la ruina total. Seguramente la avaricia y rapiña vagaron por estos rumbos... pensé al ver la destrucción en los techos, la reseca y estéril tierra, así como algunos árboles calcinados, que si se me hubiera ocurrido tocarlos, se habrían desmoronado en mis manos. Aquel inhóspito recuerdo de la barbarie era la única compañía que tenía por el momento, o al menos eso quería pensar.

En el cuello llevaba colgada la cámara de Marisa y aunque no tenía rollo, de vez en cuando la tomaba y enfocaba con la lente como ella me había enseñado años atrás, cuando la empezaba a conocer. De pronto, escuché el maullido de un gato no muy lejos de donde estaba, así como la voz de una joven que le rogaba, la esperase. ¿Un gato? Quizá se trate de otro que cambia a la forma animal... me dije apresurando el paso.

Pero en mis pies sentí un golpe seco contra el suelo proveniente de algunos metros adelante y guiado por el instinto corrí por entre la niebla hasta llegar al punto del impacto. Tirada en el suelo frente de mí, había una muchacha con un abrigo blanco mirando un gato que a lo lejos se perdía entre la niebla.

-¿Estás bien?-pregunté arrojando lejos mi cigarrillo y extendiéndole la mano, como gesto de cortesía.

por **Anne-Lise Shepard** Miér Jun 23, 2010 12:04 pm

Aún sentada en el suelo, Anne-Lise estira las piernas, en busca de alguna herida... Nada, ni un rasguño, y eso que antes la mínima caída podía ser peligrosa para ella. Escucha unos pasos acercándose al lugar, y gira el rostro hacia todas partes, intentando localizar a través de la densa niebla al autor de los mismos. El gato ya se ha perdido en la oscuridad, y no ha sido incapaz de averiguar la dirección para seguirle, además de que sabe que una persona puede ayudarla mejor que un animal, por lo que sus grandes ojos azules se centran ahora en localizar a quien quiera que viene.

Alza la mirada hacia un desconocido, cuando este llega a su altura, siendo obviamente a quien ha escuchado. Con timidez, acepta su mano, aferrándose a esta con la suya, mucho más pequeña, levantándose y soltándola después. Se sacude el ancho abrigo blanco, quitándose cualquier rastro de suciedad, y mete de nuevo ambas manos en el bolsillo, mirando fijamente al chico... ¿Cuántos años tendrá? Parece mayor que ella, claro que incluso la gente de su edad parece mayor que ella, así que eso no es una referencia. A sus diecinueve, y apunto de cumplir los veinte, sigue pareciendo una niña de catorce... ¿Tendrá el la veintena? Debe rondarla...

-Sí, estoy bien, no se preocupe... -Responde esbozando una sonrisa angelical- Muchas gracias, ha sido usted muy amable... -Añade, con exquisita educación- Es solo que me he perdido, y no tengo ni idea de dónde estoy ni de como salir de esta zona... ¿Y usted, lo sabe? -Pregunta con cierta timidez en la voz, sonrojándose, aún más de lo que últimamente está siempre, ante la situación.

por **Dante Van Blood** Vie Jun 25, 2010 5:11 am

La mujer accedió y tomó mi mano, pero cuando levantó la mirada, no encontré sino a una niña envuelta en aquel extravagante abrigo, la cual me agradeció el gesto de levantarla. Si bien, tenía el rostro de una niña de 14 años, en la mirada no encontraba a alguien de esa edad. Quizá no era muy grande, pero tampoco era muy pequeña.

Nunca supe donde adquirí esta rara habilidad de ver más allá de la mirada de alguien, pero mis pronósticos jamás eran del todo desatinados. Dijo estar bien y me mostró una sonrisa de esas que ya no ves en los niños de ahora, una mirada limpia, inocente. Recordé con aquel gesto a Luca, un amigo de la infancia que no gustaba de molestar a los demás como mi pandilla y yo. Fue la primera vez que conocí la compasión y la madurez, fue la última vez que conocí la inocencia y la pureza en un niño.

Mencionó haberse perdido y me preguntó si yo sabía donde nos encontrábamos, pero por desgracia me encontraba en la misma situación que ella. -Es primera vez que visito esta área. No hace mucho he llegado a este extraño mundo y todo lo que sé de él se encuentra escrito o dibujado en este libro...-dije sacando de mi bolsillo izquierdo una pequeña libreta con pasta de cuero.

-Por cierto... Tú no eres de la edad que aparentas ¿O me equivoco?-pregunté mirándola serenamente, esperando que respondiese mi cuestión o al menos preguntara cómo era que lo sabía.

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