Laguna está hambrienta.

por **Nimue Albarn** Vie Jul 09, 2010 12:27 pm

Silencio. No hay nadie. Inspiro el aire de la naturaleza y noto como mis pulmones se inflan. Camino despacio, disfrutando de cada paso, de cada segundo. Estoy completamente sola, únicamente me acompaña un grupo de mariposas color carmín. Nunca había visto unas mariposas tan curiosas. Después de varios minutos, me doy cuenta de que está todo a oscuras. Las mariposas, batiendo sus alas, iluminan el camino, por eso no me había dado cuenta antes. Cojo una y la guardo. Igual podría ser el desayuno para Laguna.

- Abre los ojos, Nimue. - Nick me mueve los hombros bruscamente con la intención de despertarla.

Nimue se hace un suave masaje en los ojos y se pone las manos en la cara. No ve mariposas por ningún lado. ¿Dónde están todas? De pronto, se da cuenta de que está en un sitio cerrado. Oh, vaya. El tren de Medianoche.

- ¿Qué demonios estás haciendo aquí, Nick? Vete, por favor. - murmura y aparta los ojos de él. - Vete. - cierra los ojos. Los vuelve a abrir. Nick se ha marchado.

Nimue se levanta de la maleta de cuero de un desconocido y vuelve a mirar a su alrededor. "Qué sitio tan siniestro." piensa. "Bueno, nunca he viajado en tren. Igual todos son así." Sabía que lo que decía no podría ser verdad, pero quiso creerlo así.

Comida para Laguna. Eso es lo que tenía que buscar. Pero por desgracia, dentro de un tren no solía haber la comida que le gustaba a su pequeña rana: insectos, invertebrados acuáticos, arañas, babosas, lombrices, y todo ser al que a un humano le parezca repugnante. Nimue sonríe para sus adentros.

- ¡Bichos, venir! ¡Vamos! ¡Seremos buenos amigos! - susurra y mira hacia arriba. Nada. Ni una sola mosca.

por **Johanna Todd** Jue Jul 15, 2010 10:58 pm

Johanna se subía nuevamente al tren de Medianoche, como en tantas oportunidades, pero esta vez era distinta era la primera vez que regresaba a la villa sin su padre.

La joven regresaba de un infructuoso viaje de busque fuera de villa, definitivamente su padre no salió de ella, o al menos al parecer. Pero Johanna no se daría por vencida, aunque renunciara a su propia vida, recuperaría la de su padre costara lo que costara.

Y subió al tren, lleno directamente al compartimiento del equipaje. Todo estaba en silencio en aquel lugar al parecer no había mucha gente en ese momento, y mejor así, porque ella podría quedarse allí admirando por más tiempo la bella flauta dulce que le había regalado su padre.

De repente una extraña desconocida, aparece en escena, ¿Qué hace? Se preguntaba Johanna mientras la miraba desde lejos, ella no sabía si acercarse no la quería interrumpir en lo que hacía, por lo que solamente, saco la flauta de su equipaje, se sentó en el suelo, para tocar una suave melodía, cerrando los ojos y dejándose llevar por la música.

Laguna está hambrienta.

Laguna está hambrienta.

Re: Laguna está hambrienta.