Douce Dame Jolie (Libre)

Douce dame jolie,
Pour dieu ne pensés mie
Que nulle ait signorie
Seur moy fors vous seulement.

No podía evitar quitarme esa canción de la cabeza. Traté de distraerme. Como si hacer aquel viaje fuese lo mas normal del mundo. Iba a conocer a mi madre ... A mi madre ... Nunca había querido conocerla. ¿Por que iba querer? Me abandono en un cubo de basura ... Mira que hay sitios ... Y tuvo que dejarme en un cubo de basura ... Suspiré y me percaté de que había escrito la letra de "Douce Dame Jolie" en una servilleta ... Suspiré resignada y rompí la servilleta en pequeños trocitos para luego tirarlos al cenicero que había en la mesa. Llegó un camarero, enseñando sus perfectos dientes en una perfecta sonrisa.
-Chocolate con leche caliente ... -Le pedí sin darle tiempo a preguntar. Él asintió y se retiró. Miré por la ventana sin poder ver nada, ya que la oscuridad rodeaba al tren. Saqué el libro de "Ana Bolena, los años franceses" y comencé a leer sin mucho interes. Luego miré al camarero que ya traía mi chocolate -Mercy -Dije esbozando una fugaz sonrisa. El camarero se marchó y yo seguí leyendo dandole pequeños sorbos al chocolate.

Paré al sommelier que estaba en la mesa detrás de la mía, necesitaba otro escocés con urgencia, los trenes siempre me habían puesto nerviosa y esta no era la excepción -disculpe, otro escocés doble por favor... sí, gracias- sonreí forzadamente al individuo, para finalmente suspirar con pesar una vez le vi marcharse, otra vez el molesto escalofrío amenazaba con recorrerme la espalda y me sacudí por completo en el asiento.

Entre tanto estirarme y revolverme en el asiento, alcancé a reparar en la figura de la mesa contigua, tenía un rostro hermoso y casi inocente, me recordó un poco a Ceresier y pensé "¿por qué no?", haciendo un poco de ruido, intenté llamar su atención, la sutileza siempre era mejor que llegar y preguntarle si tenía fuego, cuando obviamente, no tenía intensiones de fumar, lo decía la servilleta destrozada en su cenicero.

Tenía la mirada clavada en el libro, pero a saber donde se encontraba mi mente ... Comencé a salir de aquel estado de trance y miré en todas direcciones. Al parecer, la chica de la mesa de al lado no paraba de hacer ruido. Cerré el libro y sonreí.
-¿A donde viajas? -Le pregunté sin dejar de sonreir, girando levemente el cuerpo para poder mirarla a la cara sin problemas. Estaba aburriendome un poco de Ana Bolena, era un buen libro, pero la Bolena nunca fue de mi agrado. Por lo que es preferible conversar con esa chica. Seguro que resulta mas interesante que el libro -Yo me dirijo a Calais -Le dije ladeando la cabeza ligeramente -Soy Victoria.

"¿Calais? madre bendita, ni la menor idea de lo que es eso", pensé para mi misma, devolviéndole una sonrisa un tanto nerviosa, ahora que había captado su atención, no sabía que hacer con ella, respiré profundamente y exhalé con cuidado, preparándome a responderle -Gales, o por lo menos eso decía el boleto cuando lo compré- dije, sinceramente, mientras el sommelier se acercaba con mi otro old fashion bien servido, tomé el vaso agradeciendo con un ademán y dejando un par de libras en su mano.

Una vez que se fue el hombre, cambié mi lugar, acercándome un poco, para poder conversar con mayor facilidad -mi nombre es Ginevra- completé, extendiendo mi mano libre a Victoria -un placer conocerte, ¿viajas de negocios, o de placer?- pregunté, aún con la sonrisa nerviosa en mi cara.

¿Gales? Su viaje es mas largo que el mio. Sonreí a la chica. Siempre me había gustado el nombre de Ginevra. En realidad, todos los nombres relacionados con la mitología celta, escandinava o sajona eran de mi agrado. Estreché su mano a modo de saludo. En Francia nos solemos saludar con tres besos en las mejillas, pero hay demasiada distancia entre nosotras, lo que lo hace imposible.
-Igualmente, Ginevra ... -Guardé el libro en mi bolso, pues no volvería a leerlo, al menos durante un rato -Me temo que no es ni un viaje de negocios ni de placer ... Es mas bien un viaje por deber -Dije sonriendo fugazmente -¿Y tu? ¿Viajas por negocios o por placer? -Por lo que tenía entendido, Gales era precioso y un destino turistico bastante apacible.

Sonrío con una de esas sonrisas tristes que se me han vuelto costumbre desde la muerte de Yther, él me había dicho antes de que todo sucediera "iremos a Gales, y vas a hacer grandiosas fotografías y yo voy a regodearme en mi crapulencia cuando vean lo buena que eres y lo poco que estimaron tus habilidades" -digamos que es para saldar una deuda- sin pensarlo un poco siquiera, muerdo mi labio inferior, no hay lugar que no se sienta vacío desde entonces.

Mecánicamente, ajusto la alianza en mi dedo, otra costumbre con la que simplemente no puedo y no me queda más que seguirle la corriente a mi propio desequilibrio -y... ¿planeas pasar mucho tiempo en Calais?- indago con un aire de falsa seguridad, que dudo mucho que vaya a comprarme, pero no hay como salir de pesca... eso o desviar la atención de uno mismo hacia otra cosa, cualquiera por simple que sea, funciona.

Ladeé ligeramente la cabeza mientras escuchaba la corta pero clara respuesta de Ginevra. Me terminé mi chocolate y dejé la taza sobre la mesa, acompañada del dinero, no fuera que luego se me olvidase pagarlo. Siempre se me olvidaban las cosas, tenía mala memoria y facilidad para distraerme con todo.
-No sé si estaré mucho en Calais, depende de lo que me encuentre allí -No tenía inteción de quedarme mas de lo necesario. Además estaba en epoca de examenes por lo que debía volver pronto a París -Pero supongo que si el mar de Calais me agrada, siempre puedo volver alguna otra vez -A fin de cuentas, siempre me ha gustado viajar, aunque la proxima vez iré en avión. Estoy empezando a odiar el incesante traqueteo del tren.

Suspiré y miré un instante por la ventana antes de volver a mirar a Ginevra.
-¿Has estado antes en Gales? Yo nunca he ido tan lejos -Se podría decir que este viaje es el primero en el que me desplazo tanto. Probablemente por eso el viaje se me esta haciendo tan insufrible.

Niego suavemente con el rostro, puedo sentir ese incesante cosquilleo que amenaza con abrir los grifos de mis ojos; parpadeo y aprieto un poco una línea de pestañas contra la otra "prometiste que no ibas a llorar", me recuerdo a mi misma y respiro con profundidad -no, nunca antes he estado en Gales, por eso es una deuda que debo saldar, mi... difunto esposo siempre quiso llevarme para allá, no tuvimos tiempo de poder visitarlo juntos- respiro nuevamente tras interrumpir mi voz, que amenazaba con quebrarse de más -creo que se lo debo, en memoria de nuestro breve, pero magnífico tiempo juntos- suspiro una vez más y miro a Victoria, doy un trago más al escocés, no podría seguir hablando de Yther sin un poco de alcohol de por medio.

-Si te he de ser franca, tenía la opción de montarme a uno de esos aviones en el aeropuerto, pero siempre me ha gustado más el sabor a viejos tiempos y nostalgia que tienen los trenes- puedo ver la molestia dibujada en el fondo de sus ojos, quizá algo más alegre como un recuerdo de la infancia, o el recuerdo de alguna golosina favorita pueda hacerle más ligeras las cosas -es como cuando eres niño y odias montar en bicicleta, pero si tus padres deciden deshacerse de ella, la defiendes a capa y espada, hasta la siguiente vuelta en que seguirás odiándola, pero no dejarás que se la lleven- sonrío en complicidad, hay algo en ella que me gusta, aunque no puedo dar del todo con el qué.