Paseo nocturno... [Libre]

Se quedo encantada en cierta forma al ver a ese hombre de sombrero y traje, le entrego una bombilla de un color celeste, al aceptarla en sus manos se encendió, una fuerte energía recorrió cada partícula de su cuerpo haciéndola sentir aliviada, alegre y feliz. Cerro los ojos por inercia y en cuanto los abrió el hombre ya no estaba, parpadeo unas cuantas veces y se levanto mirando a todos lados. "Vaya...", susurro, para luego observar el objeto que tenia en sus manos, "bonita bombilla...", dijo y sonrió para si, se agacho y la guardo dentro de su maleta entremedio de la ropa para que esta no se rompiera.

Tomó su maleta y camino por la estación buscando alguien a quien preguntarle donde podría estar el hotel más cercano, pero no encontró a nadie, decidida a encontrar un lugar donde dormir camino por el pueblo.

Estaba lleno de luces, lamparas por todos lados formando una hermosa gama de colores. Haciéndola sentir en cierta forma aliviada por a ver podido llegar allí, alzo las manos como intentando tomar un rayo de ellos, pero solo vio su mano haciendo una mueca con el rostro de agrado.

Las casas eran enormes y hermosas, fascinada caminaba casi saltando, mientras mantenía su mirada perdida en las luces que tenia a su frente, la neblina ya había desaparecido así que podía volver a observar una magnifica y majestuosa noche. Paso por un puente donde se reflejaban las casas, para luego ver un hermoso camino de tierra en el cual las lamparas iluminaban el recorrido, paso lento y un poco torpe con una sonrisa en sus labios, los ojos llenos de emoción por este nuevo lugar.

Hasta que llego a un enorme árbol un roble hermoso y grande, lleno de luces en todos lados, colores y colores, llenando cada espacio de la oscura noche. Pensaba que estaba lleno de vida, como si estuviera guardando un gran secreto detrás de él.

"Mamá", murmuro, "ojala pudieras estar aquí para ver este bello y hermoso lugar", sonrió, sentía que había algo en el árbol que le atraía más que a nada en el mundo. Se acercó al enorme árbol.

"Dime árbol... ¿Qué piensas?", sonrió y acaricio el tronco de forma tierna, para luego posar una de sus orejas tratando de escuchar su respuesta, cerrando los ojos y pensando que quizás tuviera un corazón como el de ella.

Su fuerte abrazo la sorprendió tanto que no supo que hacer ni que decir, simplemente lo dejo ser... dejaba que un hombre desconocido ahogara sus penas a través de un abrazo las palabras y el susurrar del hermoso nombre de una mujer la hizo concentrarse en solo su soledad, nada más existía, hasta que sintió el roce de sus labios en su cuello, acelero su corazón que retumbaban en sus oídos. El abrazo se hizo aun más fuerza, la vergüenza llego a sus mejillas ruborizandola por completo.

Cuando muy pronto una fuerte punzada recorrió su cuerpo, la estaba mordiendo en el cuello, no gritó ni chilló con escándalo por aquello, pero si la hizo dar un gritó ahogado muy leve, aguanto el dolor su respiración se había vuelto entre cortada, "¿Qué esta pasando?", pensó casi en pánico, mientras que aun los labios del hombre estaban en su cuello, escuchaba el sonido al tragar de la garganta de él estaba succionaba parte de ella, empuño las muñecas... ya no era doloroso, solo sentía algo que no podía describir.

Cayó al suelo en cuando él la soltó, estaba cansada y con sueño, lo miró a los ojos horrorizada por un momento, inhalo y exhalo variadas veces para entrar en razón, tenía que aclarar su mente hasta que escucho una vez más su voz ronca... pidiendo disculpas. Por inercia había tenido su mano en el cuello y la puso en frente de sus ojos para verla, había sangre... el tibio tacto del hombre la entro en razón, parpadeo unas cuentas y poso su mano ensangrentada cerca de la boca de él.

Jean tenia su mirada perdida, sumergido hasta el fondo de sus pensamientos, en cierta forma cada parte de él emanaba mentira, “¿por qué?”, se pregunto una y otra vez, como podía saber que él estaba mintiendo que realmente no quería decir eso, que necesitaba quizás una palabra de aliento pero las comía como una rica manzana que en el centro tenia el gusano más repugnante que podrías haber visto, “no lo hagas”, se dijo para si… “no pareces una mala persona… y mentir no te llevara a nada”, pensaba en su interior, como podría decirle esas palabras al pobre hombre criticarlo no era una solución solo podía quizás llevarle la corriente… pero se sentía distinta desde que había tocado la bombilla.

-Mi nombre es Leyna Barbarovic – Alzo la mano en forma de saludo, esperando a que Jean La Fleur le contestará de la misma forma. Sentía sus manos calientes algo poco normal en ella, pero no le incomodaba era como si siempre hubiera sido así. Aun así sonrió de forma natural, le agradaba la compañía de aquel hombre, tan diferente a ella, mucho más alto y ella apenas podría alcanzarlo.

-Lamentablemente cometí un error y me baje aquí… - miró para todos lados emocionada, - pero no me desagrada, y quería encontrar un…. – lo pensó, había perdido la palabra porque sintió unas fuertes ansias de comer una jugosa manzana, - Hotel, - dijo recordando.

Lo volvió a mirar directo a los ojos – Sabes hubiera jurado que anteriormente tenias los ojos casi negros… - frunció el ceño. Ladeo la cabeza - ¿Desde cuando te gusta la sangre?, preguntó sin pensar.