Un cafecito para espabilarme [Libre]

Camino por el vagón, sentía su estomago rugir así que decidió ir a tomar algo y de paso comer las galletas que su madre le había orneado antes de irse.
Miró los precios de los café no era muy adicta ni tampoco le encantaba, pero creía que quizás con eso se mantendría despierta durante el viaje. -Sin rumbo... sin rumbo... - murmuró, hasta que se desocupo él vendedor. Otro hombre había estado comprando antes que ella, y traía consigo a su mascota.
-Disculpe... quiero un café no muy cargado, y sin azúcar - él lugar estaba lleno de gente y no sabía a donde ir. Así que se acerco a donde había ido el hombre que recien había estado al lado suyo. No sabia que decir, no era muy buena socializando y más de una vez le habían dicho que tenia un rostro apático.
-Lindo, cachorro... - dijo, ganándose al lado del hombre, - ¿Cómo se llama?, - trato de sonreír, pero solo dio una leve mueca.

Parpadeo unas cuantas veces, la mascota de Zedral era muy linda , quiso hacerle cariño pero no sabia si al animal le desagradaría así que mejor no hizo nada aunque le encantaban los animales tanto como la naturaleza.

Le sonrió al hombre, - Bueno mi nombre es Leyna, - estiro la mano con la caja de galletas en sus manos, eran muchas, - ¿Quieres?, mi madre me hizo para una batalla, -, rió de esto y miró hacia la nada pensando en como explicar él ¿por qué? de su viaje a ese lugar, ni ella lo sabia.

-Bueno, estaba estresada... solo dije quiero hacer un viaje... ¿A dónde?, ni la menor idea... - rió de esto, - Pero... nunca había escuchado de este lugar, así que dije... bueno vamos ¿por qué no?, y decidí venir a un lugar que en mi vida había visto, - dijo, haciendo una mueca de estoy realmente loca. Su pierna la movía de arriba abajo sin despegarl la punta del pie del suelo, una mala manía que solía tener.

- ¿Y tú?, claro si no te molesta decirme... - sonríe con amabilidad, mientras vuelve la mirada al animal.

Su sonrisa se hizo grande si había algo que a ella le gustaba y realmente amaba eran los perros, lastima pensó que si hubiera traído al suyo habría tenido una excelente compañía para todo el viaje, pero su madre los extrañaría tanto y quien más para estar con ella que el adorable Blacki, su sonrisa no desaparecía, generalmente cuando esta muy triste miraba a los animales jugar o sacaba a pasear a su perro, poniéndola de buen humor, realmente lo iba a extrañar mucho.

Escucho como se reía del comentario que había echo sobre la galletas, - No tranquilo, toma las que quieres - sonrió con ternura, - y tomó una de las tostadas, tomare una solo para que comas de las grandiosas galletas de mi madre, - rió a carcajadas.

- Exacto, no tenia nada mejor que hacer... y necesitaba un viaje, - en un momento se perdió en sus pensamiento, mientras lo escucho hablando de un padrastro, sacándola totalmente de sus pensamiento. Odiaba esa palabra, escucharla era como un golpe de agua fría, - A mi padrastro... también lo mataron, - dijo casi en susurro... tenia claro que estaba mintiéndole tanto como a él como a ella misma y que siempre lo haría.

Acaricio la cabeza del lindo perro, de forma suave, para luego rascar detrás de la orejita, termino de comer algunas galletas y el suave café que había pedido no hace mucho rato, -Muchas gracias por dejarme hacerte compañía, espero que volvamos a hablar, - sonrió y dejo salir un suspiro, poso sus dedos finos en su maleta y camino por el pasillo.