El ojo del huracán...(Azul)

por **El Vagonero** Sáb Jun 19, 2010 3:14 am

Después de caminar durante media hora con la mujer a cuesta de sus hombros por el bosque de las lámparas, tomaron un atajo que los condujo hacia el lago de las luciernagas. Justo en una pequeña desvíación donde la neblina no existía se encontraba una cabaña. La noche no dejaba ver la explendida coloración que le daba la madera con la cuál había sido creada: Roble rojo. Sus manos se habían tardado varios años en crearla pero al final había diseñado una modesta cabaña para habítar.

El vagonero hizo casi malavares para abrir la puerta mientras sostenía con un brazo a Azul, avetó casi la puerta con un pie y cerró de la misma manera la puerta con el otro. Subió las escaleras en forma de caracol del lado derecho de la sala de estar. Cuando llegó a la segunda planta de la cabaña, trató de tomar una enorme bocanada de aire, se sentía por primera vez cansado. Abrió la primera puerta con la que se topó y caminó hasta la cama king size situada en la cómoda y acojedora recamara, dejó con cuidado a la joven mujer. No pudo evitar verle con ternura y comenzó a revolotear entre su closet por una camisa limpia, se acercó y le cambió la ropa húmeda con respeto, dejandole con ropa seca y metiendole en las cobijas cálidas de la cama.

por **Azul** Sáb Jun 19, 2010 3:32 am

Eve se perdió entre sus delirios, sin soltar ese violín que tenía en el pecho quedó inconsciente, aun con la fiebre alta. El viento empezó a soplar más fuerte y las gotas empezaron a caer más. Eran movimientos que hacían entre abrir sus ojos y como una alucinación se dio cuenta que estaba en una cabaña. ¿Dónde estoy? Murmuró de forma abstracta y aspiró el olor de la tierra húmeda y se movió en sus hombros, entraron a la cabaña, enseguida sintió el aroma a madera y el calor los abundó aun sentía frio pero dentro.

La mujer descansó con las ropas húmedas sobre aquella cama, con la piel enrojecida y aun sin soltar aquel violín que tenía aferrado al pecho cubriéndolo con la gabardina que le había dado el vagonero y que apenas le cubría una parte de los muslos. Su respiración se notaba agitada y parecía delirar por la fiebre. No se dio cuenta de nada, solo murmuraba, aléjate, aléjate, tu no eres Pan, tu no puedes ser Pan.

por **El Vagonero** Sáb Jun 19, 2010 4:28 am

Frunció el ceño mientras le escuchaba delirar, se preguntaba quién era el tipo llamado "Pan". De entrada se imaginó al Dios Pan, pero no estaba muy seguro de éso. Le acarició el rostro con suavidad y suspiró al verle tan frágil. Bajó casi corriendo las escaleras y recorrió la cocina en busca de cosas para hacer un té ayudara a bajar la friebre de la doncella mojada. Estuvo varios minutos en la cocina mientras el agua hervía y cuando estuvo listo el té subió con una bandeja con éste y con unos paños de agua tibia.

Mientras le colocaba el paño en la frente y le ayudaba a beber del té recordó que su hermano solía llamarse así por como conquistaba a las chicas. Volvió a fruncir el ceño, no entendía porque ella querría alejarse del amor de su vida pero no hizo ni dijo nada. Se atrevió a quitarle el violín y lo secó con delicadeza con un pañuelo, hasta dejarlo totalmente seco. Afortunadamente el agua no lo había mojado mucho pero tenía que asegurarse que estuviera bien, colocó su mentonera sobre este y comenzó a tocar una melodía lenta y tristona.

por **Azul** Sáb Jun 19, 2010 4:52 am

Eve se encontraba cubierta con mantas y con un olor que se le hacía familiar, ese olor entre azafrán y lavandas. La lluvia volvió azotar afuera de la casa y sus labios estaban más rojizos y sus mejillas igual, entre abrió los ojos cuando sintió un paño en la cabeza y reconoció al hombre que había visto en el laberinto… y medio dormida bebió de aquel te… apenas pudo soltar a Kaos cuando se lo arrebataron de las manos. Los recuerdos no podían llegar a su cabeza y sabía que algo había que no recordaba, le dolía demasiado…
-Khàrôn –dijo con esa voz reseca escuchando que toque aquella melodía que le hacía perder el aliento- ¿Quién eres? –le perforaba los huesos y de sus ojos brotaban aquellas brillantes lagrimas que surcaban sus mejillas hasta su cuello. Habían recuerdos que le llevaban a Paris cuando tocaba a Kaos en una ventana y el amanecer se pronunciaba en el horizonte-.

por **El Vagonero** Sáb Jun 19, 2010 5:07 am

La dulce música del violín se apagó con el nombre que ella había pronunciado, el vagonero abrió los ojos tan grande que pensó que se le saldrían. Se acercó dejando a Khaos al lado de su dueña y se acercó a Azul ¿Me recuerdas? preguntó temeroso, mientras le acariciaba la mejilla con el dorso de la mano.

Se desilucionó al darse cuenta de que seguía delirando y efectivamente...no le reconocía. Se sentó a su lado y le cambió nuevamente el pañó, repitió la dosis dandole té y esperó a que poco a poco bajara la fiebre. Sentía impotencía por no hacer nada más por ella, pero él no era médico no podía hacer mucho.

Ojalá pudieras recordarme... dijo suspirando y se acercó a abrazarla entre sus brazos, esperando que no se molestara, necesitaba que se curara pronto. Al "jefe" no le agradaría saber que la doncella había estado en su cabaña y menos en sus brazos. No lo soportó y acercó lentamente su rostro hacía el de la joven, buscó sus labios rojizos y la besó con suavidad, con ternura...con amor...

por **Azul** Sáb Jun 19, 2010 5:43 am

Las melodías de Kaos se detuvieron y ella se sintió más angustiada que nunca, esas melodías las conocía y le dolía un poco no poder recordarlo. Se quedó mirándolo y negó con la cabeza aun con las lágrimas en las mejillas, era una impotencia no poder lograr hilar un recuerdo. Los ojos del extraño hombre le penetraban en el alma y algo le decían que ella no podía descifrar. Cuando este le tocó el rostro ella le agarró la mano, sus delicadas manos se veían un poco rojizas y él sintió una ligera descarga eléctrica.

Aquel hombre le hacía llamar la atención a Eve, le atraía y le hacía sentir cosas, aunque ella sabía que en el fondo no era la primera vez que lo veía, ¿Dónde había sido?.. Debió un poco de té. Ella asintió cuando el mencionó ojalá pudieras recordarme, ella lo deseaba, pero no lo lograba. Se sintió protegida por unos instantes y se acomodó cerca de su pecho desprendiendo ese aroma a violetas y zarzamoras.

No recordaba cuando fue la última vez que recibió un beso de esa manera, no era lo mismo que había vivido antes con el joven que había conocido, esta sensación le movió el suelo, le movió el corazón. Eve apenas pudo cerrar los ojos tratando disfrutar de las sensaciones que le transmitía. Y nuevamente se preguntó quién era ese extraño hombre que no podía recordar, era alguien de su pasado y le dolía aquel beso como si fuera carbones al rojo vivo.

por **El Vagonero** Sáb Jun 19, 2010 5:55 am

Un poco de dolor sintió con la descarga eléctrica que producía las manos de Eve. Pero aún así no las retiró y continuó besandole, deseando que el momento se congelara y que no le volvieran a arrebatar al amor de su vida. La única mujer por la cual moría, vivía y continuaba en ése mísero lugar.

Le desesperaba que ella no pudiera recordarlo, él sabía que había actuado de manera grotezca quizás pero no merecía que lo olvidara. No después de ser correspondido, se separó un poco de ella y le observó fijamente. Su rostro estaba rojo pero no de pena, rojo de impotencia por no poderle decir nada y que ella no recordara absolutamente nada Aspiró con fuerza el aroma de las violetas y zarzamoras, fue tanta la fuerza que pensó que esa bocanada de "Azul" lo mataría. Pronto las ansías de hacerla suya una vez más comenzaron a abrazarlo lentamente, tan lento que creyó que le estaba dando fiebre también.

por **Azul** Sáb Jun 19, 2010 6:13 am

Sus mejillas se habían puesto más rosadas de lo que estaban, tal vez eran los delirios lo que le hacían llevarle hacer estas cosas y suspiro… tenía una sonrisa en los labios, una extraña sonrisa que no se le había visto en mucho tiempo. No sabía que decir intento articular palabras no con mucho éxito y sus mejillas tonaron ese rosa más intenso.

Se acomodó cerca el hombre que antes parecía un vagabundo y ahora parecía una persona diferente, hasta en sus memorias hubiera podido haberse enamorado de él y negó pensando que eso era imposible, ella tenía esa maldición. Escuchó los latidos de su corazón y suspiró con profundidad aquel aroma la embragaba, ese extraño le causaba confianza y de nuevo denotó la atracción que sentía hacía el, no era mal parecido y tenía aquellos ojos avellana que se veían diferentes a los que conoció en el pasado. Se quedó dormida a su lado solo con los latidos de su corazón, mientras le pasaba aquella fiebre a causa de aquellas habilidades de las centellas.

por **El Vagonero** Dom Jun 20, 2010 5:08 pm

Khárôn le ayudó a acomodarse sobre su pecho impregnado de tabaco, ron y azafrán. Acarició con suavidad su cabello para ayudarle a que dormitara más, no dijo nada a pesar de que deseaba hacerle suya, si hubiese querído podría haberla tomado como alguna vez lo hizo pero decidió que las cosas robadas no sabían tan deliciosas como aquéllas que se daban de buena gana.

Le puso otra compresa de agua tibia y dejó que descansara, cerró los ojos más no para dormirse. Su mente viajó algunos años atrás, el joven vagonero escuchaba el recital que Eve daba por inauración de clases, sonrió cuando ésta termino y caminó hasta ella para darle el ramo de gardenias. Se detuvo a metros de ella cuando Damian llegó para abrazarle, les observó besarse y se retiró del lugar sin decir nada. Ésa fue la última vez que el vagonero intentó acercarse de buena manera a la joven que habia hecho latir su corazón una y otra vez, y que ahora después de tanto tiempo sin latir...había revivido.

por **Azul** Lun Jun 21, 2010 5:11 am

Conforme los minutos pasaron y la tormenta arrullaba a Eve, se sumergió completamente dentro de un limbo, dejándose llevar por aquellos sueños. Los recuerdos de Damian le atormentaban volviéndose pesadillas, le perseguían día y noche por aquello que había hecho, se arrepentía, sin embargo la aberración que sentía por lo que le había hecho eso apaciguaba aquella culpabilidad, sin embargo, al verlo que aun espectro se paseaba por la villa, ella creía que su maldición le perseguía, desde que tiene memoria de estar habitando en este lugar, no ha hablado con el. No quiere encontrarlo, no quiere verlo. Aunque el señor del sombrero pretende otra cosa, ella cada vez que le mira, corre para sentido contrario.

Pasaron las horas y Eve se quedó dormida, se sentía tranquila desde hace mucho que no dormía así, la lluvia cesó y los ojos de Azul se abrieron para quedarse en shock descubriendo que estaba en un lugar que no conocía. Su instinto fue sentarse asustada y halló a Kaos a su lado. Se miró vestida con ropas que no recordaba, que no conocía y gimió de miedo… observó el lugar donde estaba y se puso de pie en un brinco, mirando con aquellos melancólicos ojos a su anfitrión.

por **El Vagonero** Lun Jun 21, 2010 5:25 am

El hombre de extraños modales se encontraba en el marco de la puerta observando a la joven mujer de hermoso rostro. Tenía en ambas manos dos tazas con té, se acercó sonriendole de manera amistosa y le extendió una de las tazas Le hará bien, señorita Nobrega... comentó mientras se sentaba en una butaca de madera y cruzaba las piernas sin dejarle de verle con aquélla mirada penetrante.

Tranquilicese no le haré daño... no nuevamente, pensó quedandose serio. Está a salvo, le encontré en la entrada del bosque y parece que le dió fiebre, la fiebre de su especie... se limitó a decir Me tomé la libertad de cambiarle con ropa limpia y seca pero no hice nada malo... dijo viendole con aquélla mirada avellana que no dejaba mentir, no para Eve.

por **Azul** Lun Jun 21, 2010 7:43 pm

Eve se halló con una camisa de franela que apenas le cubría la mitad de los muslos y se sintió avergonzada al no sentir nada debajo. Con las mejillas casi explotando de color rosa le miró desconcentrada. Tomó la taza y se sentía rara con aquella ropa que no era de ella, más de no poseer nada abajo, sintió mucho pudor.
-¿Fiebre? –dijo mirándolo y luego oliendo el té.- Gracias… -no recordaba mucho de lo que había pasado- Kaos está bien- comentó con una sonrisa mirando al violín al bode de la cama y mirando al extraño hombre - ¿Porqué es amable conmigo señor…-espero un momento recordando su nombre- Khàrôn?... he visto como trata a los pasajeros, conmigo es diferente…-se quedó callada, tal vez no debió preguntar eso, además que se sentía desprotegida y algo sucia- Me gustaría compensarle de alguna manera…¿Dónde quedó mi ropa?

por **El Vagonero** Mar Jun 22, 2010 4:42 am

El tosco vagonero asintió ante la pregunta que ella hizo sobre la fiebre, se acercó lentamente para que ella observara que no tenía nada con que lastimarle y que sus intenciones no eran malas. No agradezca, lo haría por cualquier persona... mintió para no revelarse sentimiento alguno hacía ella, parecía que no se acordaba ni si quiera de los minutos antes de dormirse, suspiró y no dijo nada.

Le pedí que no repitiera mi nombre, señorita Nobrega...y si trató mal a las personas generalmente, a menos que se dignen a tratarme con un poco de respeto. Usted lo ha hecho y en gratitud le trato de la misma forma... dijo una verdad a medias y sonrió sutilmente aunque lo que en realidad queria besar aquéllos labios carnosos y sabor a zarzas. Su ropa está en la lavandería de la villa, me permití enviarlas allá porque estaban húmedas y sucias, parece que las traeran en un momento. Lamento no tener un mejor servicio que ofrecerle, mi ropa le queda grande... se disculpó y en todo el tiempo que le habló jamás vió sus piernas ni ninguna otra parte de su cuerpo para no incomodarle, sólo se limitó a verle fijamente a los ojos.

por **Azul** Mar Jun 22, 2010 5:04 am

Se llevó la mano al recordar la promesa que había hecho y se avergonzó, al menos bueno no había pasado la noche en el bosque y empezaba a conocer aquel hombre que se le hacía extremadamente familiar.
-Lo siento, no era mi intención repetir su nombre, solo que bueno… ahora no hay nadie que lo pueda escuchar… se me hace mas propio llamarle así que “vagonero”…–dijo con esa voz melódica, señalando con esto el respeto que surgió ante el extraño hombre, de modales sureales, se sentó nuevamente en la cama con pudor.- Le agradezco señor… por todo lo que hizo por mí… no sé cómo podría pagarle, podría prepararle un guisado de conejo si usted gusta… ¿Ya comió?... -le sonrió con amabilidad mientras olía el té y bebía un sorbo de este- Si quiere puedo preparárselo para su almuerzo…-se puso de pie- solo si me enseña la cocina con gusto tendrá una olla caliente y un pastel de zarzamoras –Eve esperaba que tuviera lo necesario para preparar todo aquello, de lo contrario se quedarían sin almuerzo-.

por **El Vagonero** Mar Jun 22, 2010 5:31 am

Está bien, puede decirme así si gusta pero sólo cuando estemos solos...espero me comprenda... dijo sonriendole, era imposible negarle algo a la joven centella. Sólo olvidelo será mi mejor pago, no tiene que agradecer he dicho... se rascó la barba lustrosa y se quedó pensando si tenía o no algo en la casa para hacer de comer, seguramente si. Creo que tengo un conejo vivo pastando cerca de acá puedo traerlo mientras usted revisa que cosas pueden servir en la cabaña...También iré por leña para la estufa... se limitó a decir y se adelantó a abrirle la puerta de la recámara.

Le guió hasta la cocina y mientras ella se quedaba revisando que había para acompañar al estofado de concejo, él partió para cazar al conejo...algo que realmente le divertia. En la cocina podría encontrar vinos de toda clase y nada baratos, especias, algunos trozos de carne secas y marinadas en un pequeño frigobar y variadas verduras cultivadas por el mismo vagonero.

por **Azul** Mar Jun 22, 2010 5:52 am

Eve sonrió satisfecha porque podía llamarle al extraño hombre por su nombre, entonces se puso de pie aun con esos movimientos pudorosos y caminó sin zapatos hacía la salida de la recamara, donde el hombre le indicaba la dirección de la cocina. Estaba contenta porque al fin podía preparar algo de comer no recordaba cuanto tiempo tenia viviendo en el hotel sol de medianoche, hurgó entre los estantes para sacar lo necesario para el estofado, algunas ollas, verduras y las empezó a picar para empezar con la preparación mientras llegaba el conejo. Luego empezó a encender el fuego de la estufa.

Por otro lado prepararía una tarta de zarzamora con queso, preparó la masa y el relleno, dejándolo aparte mientras buscaba unos buenos moldes para colocarlos en la estufa….colocó algunos maderos en el fuego y puso la olla para que se calentara y empezara a guisar los vegetales, en eso escuchó la puerta y miró al señor Khàrôn que llegaba con el conejo en la mano xD.

por **El Vagonero** Miér Jun 23, 2010 1:30 am

Khárôn había salido sigiloso y después de un par de minutos buscando al conejillo, lo encontró pastando cerca. habilmente le tomó por sorpresa y le torció el cuello, generalmente le gustaba desgarrarlos con la boca cual animal se había hecho desde que vivía en la villa pero lo evitó a sabiendas de que Azul sentiría asco o miedo.

Regresó triunfante, la puerta la abrió de un portazo y apareció el hombre de la mirada avellana con conejo en mano. Le sonrió y se acercó a ella dejando el cadaver sobre la tabla de picar ¿Quiere que yo lo pele o desea hacerlo usted? ¿Necesita que lo haga trozos o lo hará usted? Mientras esperaba respuesta se acercó hacia el lugar donde habían varios trozos de maderas y los arrojó a la estufa para mantenerla caliente.

por **Azul** Miér Jun 23, 2010 2:43 am

Eve se había amarrado el cabello con una varilla de eneldo, también se había amarrado un mandil que encontró por ahí y empezó a limpiar la mesa. -¿Podría despellejarlo usted? –le preguntó, mirando sus ojos avellanas, se sentía extraña, pues a pesar de vivir tanto tiempo con su esposo jamás habían compartido la cocina para cocinar, el llegaba el trabajo y venía a saludar a Eve, para luego sentarse a la mesa con el periódico y la pipa mientras ella hacia las labores de la cocina- ¿Podría hacerlo trozos y sacarle las vísceras? Para hacer una ensalada con los hígados y el corazón…¿Cómo le gusta?...¿cocido o término medio? –preguntó inocentemente mientras arrancaba unas hierbitas de unas cubetas, azafrán y hierbas de olor para sazonar el conejo, mientras dio unos pasos para acercase a la olla de vegetales para darles una vuelta mientras su extraño anfitrión desmembraba aquel conejo. ella mientras movía con el cucharon sonriente le dijo: - había una mujer que viajo por el mundo, y se detuvo en una casa de campo –dejó la olla y se dirigió a una masa que tenía tapada con una tela y la partió en bolitas- La recibió una anciana que le encantaba el conejo, todos los días comían conejo, entonces la mujer no podía dormir en las noches, una tras otra tenía pesadillas –siguió amasando y dejando las bolitas en una placa de metal para meterlos luego en el horno. Se limpió las manos en el mandil y le miró cortar el conejo y volvió a mover los vegetales, haciendo la seña que deposite el conejo ahí- entonces una noche se levantó y camino por la cabaña y su anfitriona se veía como un gordo y conejo, aterrada corrió a esconderse en su habitación y cuando esta se había tranquilizado, se durmió, entonces despertó porque la lluvia caía a torrentes, entonces de un brinco se paró de la cama recordando lo que había visto, cuando un rayo iluminó su habitación, su sombra era la de un conejo…

por **El Vagonero** Miér Jun 23, 2010 4:24 am

Al terminar de colocar la leña en el fuego para aviviarlo más, dentro del fogón y limpiarse las manos con una franela roja; el vagonero se giró para ver fijamente a Eve. Su mirada clara recorrió lentamente cada parte de su cabello, su rostro y finalmente su cuello. Cuando se dió cuenta que quizás lo estaba haciendo muy obvio asintió a la petición de la centella y comenzó a despellejar en silencio al pobre conejo tarareando una vieja canción que cantaba con sus hermanos y seguro la señorita Nobrega la recordaba.

Me gusta casi crudo... dijo secamente y no trato de ocultar sus modales desfachatados y quizás excentricos. Quitó las visceras del animal y finalmente terminó de descuartizarlo para colocarlo en donde Azul le había señalado. Para finalizar su obra maestra se limitó a lamerse los dedos ensangrentados y le sonrió ampliamente a Eve.

El sudado vagonero se recargó sobre la barra de la cocina y escuchó con atención la historia que la centella narraba. La conocía perfectamente porque se la había contado varias veces años atrás para asustarlo por su preferencia alimenticia hacia los conejillos que tanto adoraba la joven. Me agrada su historia señorita Nobrega, muy afin para el platillo de hoy... comentó y le vió traginar en la cocina para terminar de preparar la comida.

por **Azul** Miér Jun 23, 2010 4:42 am

La melodía que tarareaba el excéntrico hombre le recordaba a su esposo, recordó que alguna ocasión la tarareó mientras bebía su bourbon y leía el periódico por las tardes, aquellas tardes que escasearon con el paso del tiempo. Eve continuó con el trajín y asó los hígados con especias para que queden dorados por fiera y rosados por dentro. Lo mismo con el conejo, a ella le gustaba cocido, y no le gustaba mucho el conejo, pero a su familia le encantaba. Después de esto lo sirvió en con todo y cazuela en la mesa, el conejo estaba listo y sacó del horno los bollos de pan que había hecho, con algunas yerbas y tocino. Eve continuó con sus labores sirviendo una ensalada fresca con los hígados y el corazón trozados en rebanadas.
-Porque no se va lavar... mientras le serviré… -Le ordenó como solía hacerlo con su padre, con su hermano y con su esposo, tenía una sonrisa peculiar, la cual no se le había visto en mucho tiempo. Terminó de acomodar la mesa que ahora parecía de una casa de familia y no de un simple hombre soltero, mientras tarareaba una canción diferente y alergre. Cuando regresó su anfitrión, ella ya le esperaba con todo preparado, le sirvió un plato con el guisado, la ensalada fresca con los hígados y el corazón, la canasta servida con los bollos recién hechos, puso unas copas y la botella de vino en la mesa, le colocó los cubiertos y una servilleta bien doblada, tal vez era un poco detallista, pero le gustaba hacer las cosas como lo hacen las centellas, todo gira en un arte y esto le gustaba de sobremanera, Eve se sirvió un poco de ensalada y queso, no le apetecía mucho el conejo… y ya en el horno descansaba su postre favorito, un dulce pastel de queso con zarzamoras-Buen provecho Khárôn –dijo Eve tomando la mano del extraño hombre y le sonrió de forma amable, esperaba que este sirviera el vino y empezaran a comer-.

por **El Vagonero** Jue Jun 24, 2010 9:04 pm

Khárôn observó incrédulo todo lo que Eve hacía, no porque no lo hubiese visto antes, sino porque generalmente lo vivía en la casa de su hermano, cuando ella lo atendía. Suspiró e intentó no ponerse triste con el recuerdo de Damien muerto. Su mirada iba y venía conforme ella colocaba la ensalada, el estofado y el postre. Sonrió al escuchar lo que le pedí, odiaba que le dieran ordenes pero sólo por ésta vez haría caso omiso a sus emociones y caminó sin decir nada hacía el lavabo, se lavó las manos hasta dejarlas limpias y aprovechó para enjuagarse el rostro.

Regresó y se sentó en la mesa, todo en silencio, Eve se veía hermosa haciendo las labores de toda "esposa trofeo". Gracias, señorita Nobrega... dijo mientras tomaba la botella de vino y la descorchaba con un descorchador. Sirvió de manera abundante en la copa de ella y también en la de él; aunque hubiese preferido tomar de la botella directa. Se estremeció al tener contacto con su mano y le sonrió diciendole Se ve exquisito... comentó observando la comida, soltó su mano y comenzó a comer extrañamente con modales. Khárôn recordó sus años de juventud, las comidas y cenas en familia y todos los recovecos a los que estaba acostumbrado pero que no le agradaban.

por **Azul** Vie Jun 25, 2010 1:20 am

Eve estaba sentada en la mesa y todo estaba en silencio, el hombre agradeció y ella asintió, eso no era nada, el le había rescatado de estar en el bosque tirada con fiebre, y eso era algo importante para ella, le debía más que prepararle una comida. El postre estuvo listo y ella se puso de pie mientras el extraño anfitrión servía el vino. Dejó el pastel de zarzamoras en la mesa junto con el jarabe que olía dulce y de un color azul oscuro.

Ambos empezaron a comer, Azul comía enérgicamente la ensalada, era crujiente y el queso de cabra cremoso con especias. Le sonrió al hombre que estaba a su lado y le atraía como ninguno le había hecho sentir, era algo extraño después de haber pasado tiempo en la villa y conocer a varias gentes, de nadie había sentido aquella atracción. Tomó un poco de vino para pasar el bocado y continuó comiendo con todos los estatutos de etiqueta.

A pesar de tener aquella franela como vestido y el cabello amarrado con una varilla de especias Eve, se veía hermosa, muy a su manera.
-Mi madre solía preparar estofado de conejo todos los domingos cuando vivía en Lisboa, a mi hermano le gustaba ir a cazarlos juntos con Cato… mi perro…–sonrió mientras degustaba un poco de aquello que se había servido- Entonces mi padre, cuando traían el conejo, el lo alineaba y siempre le gustaba asar los hígados, riñones y el corazón. Todo en carbón en el traspatio de la casa. A mi padre le gustaba igual que a usted, casi comía crudo el conejo… aunque bueno siempre es bueno cocinarle un poco para quitarle un poco los malos bichos. –bebió un poco de vino casi bajando la mitad- Eso decía la abuela, recuerdo la última vez que estuve en Lisboa antes de viajar a Japón mi padre cazo cuatro conejos, e invitó a unos familiares para que comieran estofado, uno que preparaba la abuela Nobrega. Muchas setas y tomates, queso de cabra y ensalada. –Continuó recordando Eve aquella escena cuando estaba con su familia, los echaba mucho de menos, echaba mucho de menos a su hermano Tonino, su mirada oscureció un poco y bebió mas de vino hasta acabarlo todo- Bueno, uno no vive de recuerdos, porque si fuera así estuviera obsesa… es mejor seguir adelante ahora que ellos ya no están. –dijo con amargura puesto muchos de sus recuerdos se habían borrado de su cabeza- ¿Usted no echa de menos a su familia Khárôn?...-suspiró probando más de ensalada- ¿Siempre ha vivido aquí en la villa?... he escuchado que usted es el maquinista del tren de medianoche.

por **El Vagonero** Vie Jun 25, 2010 10:07 pm

El hombre de aspecto hosco y sucio pero modales finos devoraba su comida observandole con curiosidad mientras ella comia. Escuchó con atención lo que ella comentaba sobre su familia y le causó un poco de gracia. Antes de que llegaran a la villa, Eve pocas veces hablaba de ellos pero él sabía que en el fondo los extrañaba, tanto como él extrañaba a su antigua familia. Su padre tiene buenos gustos... dijo sonriendole y terminando de comer su estofado de conejo. Bebió un par de veces más la copa de vino y finalmente estuvo satisfecho. Su mirada le veía una y otra vez intentando ser lo menos obvio, cuando ella se paró para ir por el postre se quedó en silencio observando el cuerpo perfecto de la centella. No pudo evitar suspirar y cuando ella se giró fingió demencia observando tontamente la copa vacía de vino.

Cuando ella se entristeció al recordar cosas del pasado, acercó su mano recia y curtida por el trabajo, la colocó sobre la mano delicada y fina de ella a manera de apoyo. Contuvo las ganas de abrazarle y decirle que lo tenía a él, se limitó a sonreirle y alejar su mano mientras le comentaba La vida es así...un día tienes todo y otro...nada... espero a que le sirviera del postre y cuando Azul le preguntó por su familia su rostro se puso serio y no contestó.

A veces... terminó contestando minutos después aquélla incómoda pregunta pero no dijo nada más. Si, llevo años siendo el maquinista... no es un trabajo tan malo, me pagan lo suficiente para vivir en éste lugar... tampoco es que hubiese mucho que comprar o querer en la villa fantasmal. Su mirada avellana se quedó sobra la mirada de tonalidades azules en Eve.

por **Azul** Vie Jun 25, 2010 11:25 pm

A Eve no le importaban las apariencias aunque nació en una buena cuna. Se paseaba entre los trabajadores de su padre mientras buscaba el mejor pez para la cena. Le gustaban los salmones o el atún azul. El hombre le habló de forma sincera al menos ella creyó que así ella y con sus largos dedos de artista contestó el gesto de la mano del hosco hombre y le regaló una sonrisa, hace mucho tiempo que no se sentía en confianza con alguien. Aunque sea un completo desconocido había algo en sus corazonadas de Eve que le hacían apreciarle. Se soltó del hombre y corrió el pastel al centro mientras retiraba el plato del hombre que le había ayudado. Le sirvió una generosa porción del pastel de queso con un poco de salsa de zarzamoras con la cucharilla. Se preguntó si quería café o té o preferiría seguir bebiendo vino.
-¿Le gustaría café, té o más vino? –dijo Eve solo para borrar aquellos momentos incómodos, era difícil hablar del pasado pero también era bueno recordar cosas buenas, ella no tenía con quien hablar de esto, ni siquiera recuerda haber hablado de cómo se sintió cuando llegó a la villa- Yo no recuerdo cuando llegué aquí… y hay cosas que no puedo recordar… no sé si es una maldición haber caído aquí… pero es difícil saber que hay cosas que dejaste pendientes en tu otra vida.

por **El Vagonero** Sáb Jun 26, 2010 1:01 am

Me gustaría más vino... contestó a la pregunta de la hermosa mujer y volvió a quedarse en silencio puesto que no sabía que información podía darle ya que una palabra más y él podría estar muerto. Suspiró y justo cuando iba a decir algo escucho la campaña de su puerta Permiso... dijo y se puso en pie para atravesar la cocina y finalmente aparecer en la sala. Abrió y recibió la ropa que había enviado a lavar de Eve, a lo lejos se escuchaban voces. Parecía que el vagonero hacía tratos y después hubo silencio. Él regresó con una bolsa negra, dentro se encontraba la ropa seca y límpia de la centella.

Aquí tiene... habló mientras entregaba la bolsa a su dueña Creo que hay cosas que es mejor olvidar... le sonrió melancólicamente y se sentó en su lugar para abrir una nueva botella de vino tinto. Lo que si debe recordar señorita Nobrega es que por ningun motivo debe salir en las noches al bosque o lugares alejados de la pequeña villa, podría toparse con cosas que no son agradables... su mirada se quedó sobre la botella y después de unos segundos sirvió mecánicamente ambas copas.

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