¿Un trabajo repetitivo?-Azul

por **El señor del sombrero** Vie Jun 25, 2010 9:36 pm

La noche le viene pequeña al señor de las luces y la niebla violeta, que le rodea paso a paso. Se enreda en su cuerpo, desde sus lustrosos zapatos hasta el sombrero de ala ancha que le oculta el rostro. Los habitantes no son capaces de verlo cuando arrastra la niebla a traves de la calle, en su forma inmaterial, pero el brillo de su sonrisa se refleja en cada bombilla, iluminando alguna de las calles por donde pasa con mayor fuerza.

Los pensamientos son borrosos en su mente, se recuerda cada noche en la estación apareciendo de la niebla, asignando las semillas del árbol que le mantiene en la no vida. ¿Un trabajo repetitivo? Ya no es capaz de sentir el paso del tiempo, los días y su propia vida se volvieron cíclicos hacía ya tanto que las camapanadas de la estación solo le recordaban que el cíclo comenzaba de nuevo y que despúes de las doce volvería al Roble Fantasma, de los fantasmas de cada una de las almas atrapadas en aquella villa, para volver a caminar taciturno por una villa olvidada y viviendo una vida que ya no le pertenecía.

-Azul.-Pronunció haciendose visible y sacandose la pipa del color del ébano de la boca.

por **Azul** Vie Jun 25, 2010 9:59 pm

Todas las noches parecen una repetición de un sueño, las luces, la niebla y todo lo que hay ahí parece haber salido de algún libro de cuentos que les leía a sus alumnos del colegio de infantes. Sus pasos eran ausentes entre aquella nebulosa y con el violín en la mano, se había vuelto su fiel acompañante desde que llegó a esta villa.

Se llevó el violín al hombro y empezó a tocar una dulce melodía, algo para hacer detonar aquello pensamientos que no querían volver a su cabeza. Seguía pensando que cada bombilla, cada color era un alma del habitante de aquel lugar, un alma que tenía un destino incierto, que no había encontrado la redención de su alma. El violín hizo un sonido extraño cuando Eve escuchó aquel mote con el que solía llamarle el señor del sombrero.

Aquella mirada melancólica se dirigió hacia donde provenía aquella voz y le miró, era la primera vez desde hace mucho tiempo que no lo veía, aunque eso creía ella, porque creía que sus sueños aparecían y desaparecían como lo detonaba el árbol que tenía a su lado. Parecía como si se hubieran robado su voz, como si se hubieran robado su movilidad y solo estaba con aquel vestido azul mirándolo como si estuviera viendo un espejismo llena de temor.

por **El señor del sombrero** Vie Jun 25, 2010 10:30 pm

Azul es el color con el que brilla aquella centella, podría ser cualquier bombilla amarilla más, salvo que él conocía de verdad como se encuentra su bombilla, y no duda un segundo en mirar directamente hacía ella, entre todos los frutos resplandecientes del árbol, la encuentra directamente, aunque no llega a posar más de un segundo sus ojos sobre aquel brillo.

Se acerca más a ella, con su bastón de cabeza de león sujetado con la mano izquierda y guardando la oscura pipa en la chaqueta de su traje inmaculado. Y con un gesto que no suele realizar, se lleva la mano al sombrero y lo levanta a modo de saludo. Su bello y viril rostro queda al descubierto, tan poco tiempo como para poder recordarlo más adelante, pero bien sabía que Azul no necesitaba contemplarlo más tiempo. Para ella no eran misteriosos los ojos que se ocultaban bajo aquella sombra, le resultaban comunes, como si los hubiese seguido contemplando día a día, aunque hacía tiempo que habían sido ocultados, por las sombras del pasado, el castigo y el tiempo que giraba circular con los rescoldos de su pasado.

-¿Cómo estas, mi bella Azul?-Pronuncia en un susurro que huele dulce como la niebla que lo rodea.-Si el tiempo ha pasado, ha olvidado pararse en tu rostro, querida, pues estas igual que el día que nos perdimos en este lugar aciago.-Muestra una sonrisa, que marca un hoyuelo en su mejilla.

por **Azul** Sáb Jun 26, 2010 10:11 pm

Los ojos avellana del señor del sombrero atravesaron el alma de la centella, su luz brillaba no solamente en el exterior, sino que brillaba hasta tocarle. Estaba inmóvil mirándolo aun no podía creer aquel encuentro, se había quedado muda, pensando en lo malvada que fue con el y que si algún día le perdonaría por lo que hizo, sin embargo, el rencor que sentía por lo él había hecho no podía borrarse ni con el paso del tiempo.

La voz del hombre hería a azul y parecía hechizarle, a pesar de todo lo que había hecho, el lo amó demasiado y todo lo que habían pasado juntos no era nada más que un cuento de hadas. Los pasos del señor del sombrero hacían que Eve se quedara incrédula mirándolo y sus ojos melancólicos bañados de azul lo perseguían con cada movimiento.
-El destino que nos unió, nos volvió a reunir mi querido Pan… -dijo como si fuera un suspiro- He estado por aquí… sola, buscando una salida… conociendo a los habitantes… -se acercó un poco más a ver al señor del sombrero, que se veía corpóreo y no era un simple espectro- Te perdí en el camino –su voz sonóamar- y ahora me dueles cuando estás aquí…¿Cómo enfrentas todo esto?

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