La niebla esconde cicatrices (Vagonero)

por **Azul** Sáb Jul 03, 2010 2:52 am

Las noches en la villa suelen ser peligrosas, sobre todo si no sabes andar bien en lugares aledaños. Eve manejaba aquella bicicleta de color azul, con brillantinas de estrellas a toda velocidad, tenía algunas cosas en la canasta, Kaos en la espalda y la frente perlada de sudor. La zona cíclica era la más conflictiva para Azul puesto que le ponía en un estado extraño. Pero no pensó en eso cuando manejaba a toda velocidad, ella quería llegar a Tartarus antes del anochecer como había prometido.

Su rutina en la panadería era algo que le satisfacía y al menos se divertía haciendo pasteles, panes y demás delicias durante la mañana, pero este día se había quedado a ver algunas cosas que hacían falta en Tartarus y para ella. Su estadía en aquella cabaña se hacía cada vez más acogedora después de un mes de quedarse ahí y ya no se sentía una extraña a lado de él hombre que se llamaba Kárôn. Venía pensando en una nueva melodía para tocar después de la cena, se estaba haciendo una costumbre hacer algunas cosas, cosas simples que le gustaban a Eve.

Pero cuando estaba pasando cerca del lugar más tétrico de la zona algo le mareó y unas risas de un niño la asustaron, haciendo que esta se caiga de la bicicleta. Se tambaleó en ese estado de embriagues cíclico de la zona y empezó a recoger todo lo que había tirado. Lo hacía con torpeza, agitada y con el sudor humedeciéndole la blusa. No se había dado cuenta que se había raspado todo el brazo, el mismo que siempre se lastimaba, había sido una raspada grande y la sangre goteaba entre sus dedos. La zona era de las más oscuras, apenas se podía vislumbrar por ahí, se escuchó el sonido de un cuervo. Eve miró la sangre entre los dedos y todo se le puso oscuro, desvaneciéndose como si fuera una muñequita de papel sobre el pavimento.

por **El Vagonero** Sáb Jul 03, 2010 3:08 am

El vagonero fumaba su pipa mientras observaba fijamente el reloj, 1/4 para la hora del té. La tarde comenzaba a engrisarse y éso le preocupaba haciendo que en su frente se marcaran líneas rectas. Las ondas de humo se hacían lentas y circulares cerca de su cabeza impregnandose el olor a clavo en su ropa. Su pie derecho hacia ritmos de tap pero no porque él lo quisiera...sólo estaba nervioso. De pronto se puso en pie y se quedó viendo el reloj, sólo había avanzado un par de minutos. Su mirada avellana veía la puerta esperando la hora en que Eve apareciera pero no lo hizo.

Se decidió a salir y comenzó a correr como desesperado, algo sentía que no estaba bien. Corrió y corrió hasta llegar a la zona más oscura de los alrededores de la zona cíclicla, le vió a lo lejos tirada y corrió hasta ella. Alcanzó a observar a un niñito vestido de payaso riendose al lado de la Azul desmayada, al percatarse de que Khárôn se acercaba le hizo un gesto grosero y desapareció ante su vista. Él frunció el ceño y se agachó para levantar a Eve en sus brazos, le vió preocupado. No sabía que le había ocurrido, vió su brazo ensangrentado y bufó. Negó levemente con molestia y comenzó a caminar hacia la cabaña, él le había pedido que no era necesario que manejara una bicicleta puesto que el vagonero podía ir por ella pero Azul era una mujer muy terca y cuando decidía algo no le hacían cambiar de parecer. Entró a la casa y subió las tediosas escaleras de caracol, entró en la recámara de ella y la depositó en la gran cama king size a esperar a que volviera en si.

por **Azul** Sáb Jul 03, 2010 3:29 am

Mientras ella estuvo en el piso parecía que soñaba la voz de un niño que le decía sobre cuentos de una feria, cantaba y se escuchaban sus pasos alrededor de ella. Le hacía muchas preguntas las cuales no podía responder. El graznido del cuervo se hizo más fuerte como un retumbo en su cabeza. Sin soltar lo que tenía en las manos, sin dejar a Kaos se quedó con ello aun en su estado inconciente.

Había un aroma que conocía y el niño empezó a decir palabras extrañas las cuales Eve no conocía y se desapareció enseguida. Eve reconoció a Kárôn y le sonrió débil, diciendo lo siento, me caí, pero apenas podía articular palabras por los efectos de la zona.

Algo que no toleraba Azul, era la sangre humana fresca, siempre que veía, un brote, una gota, todo se le ponía tan oscuro como una noche sin luna, como aquella que tenían en ese momento. El ave volvió a graznar y revoloteó sobre de ellos para luego marcharse. El extraño hombre con aroma a lavandas y azafranes levantó a Azul del suelo, cuando pasaron la zona cíclica adentrándose al bosque Eve reaccionó y vio que Kháron la llevaba de vuelta a casa, lo miró como antes no lo había visto, aquella mirada avellana era diferente, llena de preocupación y lo vio tan hermoso que se enamoró. Suspiró pensando que todo era confuso debido aquella zona que siempre hacía perderse a las personas y sobre todo que ahora no sabía como el había llegado hasta donde estaba para ayudarla. No dijo nada en el camino mientras ella se reponía de todo el golpe y embriagues cíclica.

Cuando estuvieron en la habitación ella se puso de pie mirando la sangre seca con asco.
-Debo limpiar esto –comentó aun un poco tambaleante- lo siento… se me hizo tarde… -dijo apenada, dando unos pasos con torpeza hacia el baño-ahora estaré bien… haré la cena… traje algo especial. –pensó con angustia que tal vez se hubiera arruinado con su pequeño accidente-.

por **El Vagonero** Sáb Jul 03, 2010 3:56 am

Khárôn se había quedado sentado en una butaca frente a la cama, guardando el sueño de Eve y esperando a qué ella se levantara. Había entendido por lo que ella comentaba en el camino que se había caido pero no entendía por qué lo había hecho. Tenía suposiciones en su cabeza, el niñito vestido de payaso le rondaba una y otra vez pero no podía hacer mucho, a penas y le había visto un par de veces merodeando la zona. Cuando Azul volvió en si, el vagonero sintió alivio y en cuanto ésta se puso en pie, él lo hizo para ayudarle a limpiarse la sangre seca en el baño.

El vagonero estaba molesto, no porque Azul desobedeciera...si no por el payaso de quinta. Sin decir una palabra le ayudó a limpiarse con agua tibia y jabón. No se preocupe... ésta vez yo haré la cena, usted debe descansar... fue todo lo que dijo con molestia en las palabras y le ayudó a regresar a la cama. ¿Qué se le antoja cenar?... le preguntó a la centella viendole fijamente.

por **Azul** Sáb Jul 03, 2010 4:26 am

Khárôn le ayudó a limpiarse la herida, solo era un raspón, le miró un par de veces mientras hacían esto, de nuevo volvió a sentir aquella punzada en el pecho. Se puso una gasa y quedó fuera de su vista. Se sentía mucho mejor, solo era el dolor del golpe, le sonrió al extraño hombre que tenía de compañero parecía preocupado. La regresó a la cama pero ella se volvió a poner de pie.
-Estoy bien… le ayudaré… no calculé bien el tiempo… esa zona no me sienta bien –dijo recordando un poco lo ocurrido y haciendo un gesto de angustia- ¿Había un niño por ahí? –Preguntó con curiosidad al recordar la vocecita- Al menos déjeme acompañarle… -insistió al escuchar su voz molesta diciendo que prepararía la cena, le había visto hacer eso varias veces y le gustaba verlo- No sé… lo que me quiera dar de cenar… algo que tenga queso –rió con gracia- Me sentaría bien tomar un trago… el día estuvo muy agitado…¿Cómo está usted señor Khárôn?- Se acercó para agarrarse de su brazo y que bajen juntos hacía la cocina, que se volvía ya complice de sus charla de media noche.

por **El Vagonero** Sáb Jul 03, 2010 5:02 am

Frunció el ceño pero sabía que no le podría quitar la idea de ayudarlo, así que se resignó y le ayudó a bajar por las escaleras. No, no había ningún niño... mintió, siempre trataba de protegerla pero quién sabe si ésta era la mejor manera de hacerlo. A veces ocultar las cosas no eran exactamente su manera de proceder pero él esperaba que al no mencionar al mocoso ella estaría a salvo. Al llegar a la cocina le acercó una silla de la mesa para que se acomodara mientras él se lavaba las manos y comenzaba con el trajin en la cocina.

Él no era muy diestro en la cocina pero sabía preparar uno que otro platillo y no tenía mal sazón. Primero le sirvió dos rebanadas de pan tostado con queso de cabra, jitomate y albaca y otros condimentos para acompañarlos. El plato fuerte eran pechugas de pollo rellenas de queso y jamón. Generalmente las cosas las hacía en silencio, no era un hombre de muchas palabras y a éstas alturas del partido, Eve lo sabía. Le puso una copa y la llenó de un vino blanco espumoso, sonrió ligeramente y se sentó al lado de ella para que comieran ambos Lamento si no es algo mejor, no sabrá como lo que usted cocina pero hago el intento... dijo sonriendole y esperando a que probara la comida.

por **Azul** Sáb Jul 03, 2010 5:20 am

Se quedó mirándolo con una leve sonrisa mientras el preparaba la cocina, era un cuadro que no olvidaría en mucho tiempo, mientras él hacía esto, se levantó un momento de la silla en donde estaba para servirle un vaso de ron, el acostumbraba beberlo de la botella, está vez lo sirvió en un vaso el cual siempre usaba para hacer esto. Se volvió a sentar, aun se sentía un poco mareada por el golpe y acomodó la mesa.

Cuando terminó le sirvió el plato frente ella y lo probó mirándole con una sonrisa maravillosa, bebió un poco de vino y comió gustosa todo lo que había servido el hombre.
-Esto sabe muy rico Khárôn, gracias – alargo la mano para tomar la del hombre, se sentía curtida por el trabajo en aquel vagón, se le ocurrió una idea, pero era mejor evitarla, no sabía si el se enojaría, miró su sonrisa y ella sonrió también- Me gusta su sonrisa, tiene una sonrisa hermosa señor… -se sonrojó de forma violenta y le soltó para seguir comiendo, gustosa y bebiendo más vino-.

por **El Vagonero** Sáb Jul 03, 2010 5:35 am

Al vagonero le agradó que la hermosa centella estuviera gustosa con la comida que le había preparado. Me alegra que le haya gustado, señorita Nobrega... dijo sintiendo las caricias de sus electrizantes manos sobre las hoscas de él. Usted tiene una mirada impresionante y una sonrisa que congela... comentó esquivando su mirada y clavandola sobre el plato de comida que tenía frente. Bebió el vaso de ron que le sirvió Azul y se dispuso a comer en silencio.

Para él, el silencio no era incómodo sino todo lo contrario. A veces no sabía si ésto le gustaba a la centella pero por lo menos en el tiempo que llevaba viviendo en la cabaña no parecía molestarse o tal vez ya se había adaptado. A Khárôn le parecía muy atractiva la centella, los años que habían pasado sólo habian perfeccionado sus facciones y torneado su cuerpo. Le sirvió más vino a Eve y se quedó observandole fijamente, esperaba que un buen día ella pudiera reconocer al hombre de quién se había enamorado prohibidamente, alguna vez...

por **Azul** Sáb Jul 03, 2010 6:15 am

Eve no podía bajar la sonrojes de sus mejillas por las palabras del hombre y continuó comiendo hasta acabárselo todo, junto con el vino, se sirvió un poco más para tomar ese fresco sabor de uvas cultivadas y añejadas. No dijeron más y el silencio reino por bastante tiempo. Cuando habían finalizado, Eve se levantó para recoger la mesa y lavar los trastes. Le regaló una sonrisa y parecía que su relación estaba dando un paso un poco extraño.

No sabía cómo preguntarle si podía quedarse un rato más, no tenía sueño y quería compartir un poco más. La bebida no se le daba bien, así que se iba a ir lento. Tomó la copa y la botella con la mano que tenía bien, y con la otra agarró la mano del hombre para que la acompañara. No había palabras. Lo guio hasta la segunda planta donde estaba su habitación y cerró las ventanas y cortinas, no quería ver al cuervo ese asechando por el lugar y encendió la lámpara de la mesa de noche. Se quedó en silencio mirándole, bebiendo un pequeño sorbo de la copa, esperando esa sonrisa, o no esperaba nada. Suspiró.

por **El Vagonero** Sáb Jul 03, 2010 6:24 am

La observó terminar y hacer las labores domésticas a las que parecía que Eve estaba acostumbrada. Tomó su mano y le siguó en silencio hasta la recámara de la centella, pasó hacia el interior observando que la recámara tenía nueva decoración y estaba organizada. Sonrió al observar lo que Eve hacía con las cortinas, aunque estuvieran sabía que si los cuervos estaban en los alrededores podían observar el interior sin si quiera ver, al final ésos bichos no eran más que otras cosas hechas para molestar la vida de los habitantes en la villa.

Se acercó mientras ella bebía vino, le quito la copa y la dejó a un lado para beber directamente de sus labios el sabor de la bebida. Cerró los ojos y se dejó llevar por todas las cosas que se le acumulaban en el pecho y quería salir. Sus tocas manos se aferraron a la cintura de la centella y una vez más le besó con la pasión que Azul le hacía sentir no sólo físicamente hablando. Sus manos acariciaron sus mejillas intentando ser sutíl y cariñoso aunque el tacto de sus manos quizás no lo lograba mucho.

por **Azul** Sáb Jul 03, 2010 6:35 am

Dentro de la habitación siguieron las batallas de las miradas del océano y arena. El hombre le quitó la copa de las manos para luego sumergirse en sus labios. A pesar de todo el tiempo que estaban viviendo en ese mismo lugar no habían tenido ningún contacto, desde aquella noche hasta ahora. Un mes exactamente par que Eve se diera cuenta que le hacía sentir algo más que solo agradecimiento por haberle salvado. Azul correspondió aquel sutil beso que poco a poco se profundizaba con una respiración entrecortada, sus manos se aferraron a sus hombros y las de el a su cintura que ciñó un poco el cuerpo de la la centella hacía el hombre. Se separó de el mordiéndose los labios, mirándolo de nuevo. No le salían las palabras, intentó decir algo, pero no lo logró. Pasó sus dedos sobre los labios de Khárôn y fijándose en sus ojos avellanas se quedó, esta noche podría acabar con todo, pero si debía hacerlo quería hacerlo con la única persona que estaba a su lado en ese momento.

por **El Vagonero** Sáb Jul 03, 2010 6:50 am

El beso aumentó su intensidad al igual que las caricias, las respiraciones agitadas y los duelos de miradas. Al separarse, Khárôn respiraba agitado, su mirada era más brillante que en ocasiones anteriores y podía sentir su torrente sanguíneo fluyendo de manera violenta dentro de su cuerpo. Volvió a buscar sus labios pero ahora de manera agresiva y pasional, sus asperas manos comenzaron a subir lentamente el corto vestido azul. Sintiendo la suave piel de la centella, acariciando lentamente los muslos de Eve. Esperaba que pronto recibiera una bofetada pero ésta no llego, por lo contrario el beso se hizo más intenso y pasional, haciendo que el fuego prohibido se avivara.

El vagonero rompió el silencio, llevando sus carnosos labios hacia los oidos de Azul, susurrandole lo mucho que extrañaba el contacto con ella y lo tanto que necesitaba poseerla. Cada caricia, cada beso y gruñido sólo le demostraban lo mucho que la deseaba y lo mucho que estaba dispuesto a hacer para poseerla ésa noche...

por **Azul** Sáb Jul 03, 2010 7:29 am

Aparecía el fuego y este le quemaba toda el alma. Las miradas se volvieron a encontrar con otro beso violento, intentó separarse un poco de él sin éxito alguno, cedió ante sus manos hoscas y sus besos que le quemaban la piel. Sus manos se cruzaron sobre su cuello de aquel hombre, y sus palabras le estremecieron haciendo que su piel se volviera fuego. Las chispas eléctricas se apagaron y sus labios recorrieron los del hombre que hacía sentirle esa pasión que nunca antes había sentido de esa manera. Ni siquiera con el hombre que la engañó. Dejó que sus labios exploraran parte de su cuello y los de ella el suyo, esa noche percibió el mundo y le tocó, algo que era intocable, la unidad de su alma, de su cuerpo. Contempló el combate que tenía y su unión en la tierra. Ella murmura a su oído lo que le hace sentir, que también le desea y respeta, lo que significa para ella sus sonrisas y sus besos, dejando que sus manos exploren más allá de lo permitido, dejando que la consuma la malicia y el fuego. Los roces de su cuerpo nacen con eléctricas fronteras, chispas de tinieblas y sangre que se apagan con la pasión de dos amantes. Donde la boca cruel de aquel hombre apaga la sed de la centella que empieza a sentirse enamorada.

por **El Vagonero** Dom Jul 04, 2010 11:58 pm

De pronto la pasión le inundó el cuerpo y el alma al radiante vagonero. Sus manos le aferraron a su cuerpo, sus labios degustaron la tersa piel del cuello de la centella. Quería aplacar la sed que sentía su garganta, una sed que le quemaba y le afixiaba. La arrinconó contra una de las paredes del cuarto y continuó explorando su cuerpo más allá de lo que quizás tenia permitido. Sus manos acariciaban por debajo de su corto y ceñido vestido, haciendo las caricas más intimidas. Guardó la compostura y dejó sus manos quietas sobre sus piernas y sus ojos avellana le penetraban el alma, viendole fijamente. Su respiración entrecortada no le permitía, sus labios entreabiertos se quedaron situados cerca de los de ella, rozandolos levemente. La electricidad de la centella viajaba de su cuerpo al de Khárôn pero no de manera agresiva si no como un leve cosquilleo.

por **Azul** Lun Jul 05, 2010 5:12 am

El fuego crece sin un límite y la pasión incrementa los movimientos de una danza, entre manos, cuerpos y miradas que se hunden para llegar al alma. Ella siente las manos expertas que recorren su cuerpo haciéndole sentir que es deseada, el se apaga la sed con su cuerpo y ella se deleita de sus movimientos. Recorre su cuello, recorre su rostro, sus labios, explorando un mapa, un laberinto en busca de una salida, sediento de aquella piel eléctrica que posee la mujer de Azul. Le dolía un poco pero se dejó llevar por sus hoscos movimientos. Era la naturaleza del hombre y ella solo quería hacerle sentir aquella felicidad que reclamaba.

Contra aquella pared sus manos recorrieron la intimidad haciéndole estremecer. Se sintió un poco prisionera del salvaje hombre, pero ella le había dicho lo que sentía y sus ojos eran espadas que le atravesaron el cuerpo. Su respiración sobre sus labios, en su barbilla le hacía percibir el calor que despedía su cuerpo. Ella le besó para tranquilizarlo, para demostrarle que estaba bien, que podía seguir con aquel baile, aunque era un poco agresivo era la manera en que aquel extraño hombre desahogaba ese sentimiento sobre la Centella. Le besó con profundidad, deseo. Ella paseo sus delicadas manos sobre el cuerpo del hombre, bajo aquella camisa tocándole con pasión, rosó su intimidad hundiendo sus manos para acercarlo a ella, rompió los botones de la camisa para ver si curtida piel y mordió aquellos labios que le herían cada vez que se posaban sobre su cuerpo.

por **El Vagonero** Lun Jul 05, 2010 6:00 am

Recibió con gusto el beso que la centella le obsequiaba. Devoró sus labios de manera pasional y sus fuertes manos ciñeron sus caderas haciendole saber que ella le pertenecía. Se estremeció al sentirle tan cerca de su hombría y no pudo evitar aferrarla más hacía su cuerpo. Cerró los ojos disfrutando del tacto eléctrico de las manos de Azul a través de su torso mientras su camisa caía al suelo, mostrando una piel cobrisa por el sol y algunas marcas, heridas orgullosas de guerra. La levantó con suma facilidad del suelo, abrazandola por las torneadas piernas. Dejó que mordiera sus labios mientras él lamía los labios de ella, embriagandose de toda la esencia de la mujer que tenía prohibida. Sus habiles manos jalaron el vestido que cubría la parte superior de Eve, dejando descubiertos sus firmes y blanquesinos pechos. Su boca buscó refugio sobre su cuello y de éste hacía su entreseno, amamantandose del perfume de violetas y zarzamoras de su cuerpo. La cruel lengua del vagonero desdibujó cada parte de su pecho, queriendo grabarse el sabor de su amante. Parecía que no podía acabar con su sed, ésa sed que le quemaba la garganta. La respiración volvió a hacerse agitada y entrecortada, su rostro dejó de refugiarse en su pecho y regresó hacía el de ella, buscando con desesperación su boca para acallar aquéllos gruñidos que amenazaban con salir.

por **Azul** Mar Jul 06, 2010 12:24 am

Sus manos herían más que solo la piel y se aferró a ella que podía volverse parte de su cuerpo. Eve supo en ese momento que ya no era parte de sí, le pertenecía, pero no sabía cuánto. Ya no era parte de la tierra y se unía a una realidad diferente segundo a segundo, su piel descubierta ante una mirada que dibujaba notas prohibidas, su corazón latía junto con aquella mirada que parecía hablarle, y ella solo quería escucharle. Un suspiro se desprendió de su pecho para exhalar aquellas tormentas que le causaban los labios del hombre que embestía con pasión, los roces sobre sus senos. Sus piernas se asieron hacía la cintura del hombre, como raíces de grandes manglares que se hunden en orillas del mar. La sed no se apaga con más dulzura, con el agua que emite su cuerpo, busca sus labios los cuales le dan de beber de ese néctar de bayas boscosas. Sus dedos se aferran a su cuello levantándose levemente entre sus brazos. Sus labios se esconden en su cuello tostado y parece levantarse en una niebla purpura que la ciega, palabras salen de sus rojos labios, le envuelven en atmósferas diciéndole deseo, deseo compartido.

por **El Vagonero** Miér Jul 07, 2010 2:23 am

El vagonero pegó su pelvis hacia ella al sentir las potentes enredaderas que representaban las piernas de la centella. Un escalofrío recorrió el cuello del hombre al sentir las suaves manos de Azul, buscando con deseo aquéllos labios que hablan y revelan pasión. La pegó más hacía las paredes de madera, intentando arrancar aquélla prenda que estorba el camino hacia su felicidad. Nada lo detenía ni si quiera los graznidos nocturnos a fuera de la cabaña, alguien estaba furioso pero éso no le interesaba a Khárôn...Quería darse la oportunidad de ser feliz por primera vez en su vida. Necesitaba de ésa mujer tanto como el aire mismo y sin pensarlo se unió nuevamente en cuerpo a aquélla mujer que era su perdición. Aquélla hermosa joven por la que daba hasta la vida sin pensarlo si quiera, aquélla centella que había agrietado la relación que poseía con su hermano mayor.

La tomó con fuerza, haciendole sentir al hombre brusco y sin modales en el que se había convertido desde que llegó a la villa maldita. Sus dedos se clavaron sobre los múslos suaves de Eve y su boca calló los sonidos o réplicas de los labios de la centella. Su rostro se resguardó sobre el cuello de Azul, sintiendo la pasión que la mujer también mostraba, que lo excitaba y exortaba a continuar con las danzas y rituales que tenían entre ésas cuatro paredes, donde el amor y la lujuria podían hacer de las suyas a espaldas de las leyes y miradas prohibidas.

por **Azul** Miér Jul 07, 2010 5:11 am

Entonces todo de volvió océano y tierra. Las respiraciones agitadas y el contacto de la piel solo hacían que el vapor se incrementara en la habitación haciendo que esa mezcla de los cuerpos haga la combinación perfecta. Era prisionera de sus manos que le herían la piel. La piel que cubría sus partes más intimas fue rota en un movimiento la cual cayó al piso junto con los pantalones del hombre, que ágilmente Azul había despojado con un movimiento de sus pies y manos. Sitió como se hundían sus dedos en su piel, suplicando que el dolor se apagara de esa manera, pero solo le calló su boca cruel y apasionada de daba de beber mieles con sabores a azafrán. En un movimiento las piezas se unieron haciendo que desprendiera de su pecho un sollozo. Parecía delirante ahora que se sostenía de sus fuertes hombros y le abrazaba por el cuello, con la piel perlada. Había perdido los caminos de la memoria, había perdido completamente todo, ahora solo existía el dolor de aquella danza, que en un principio fuerte y violenta parecía entonarse en diferentes formas, exhalaba pasión, buscaba sus labios para saciar su sed y se aferraba a su cuerpo hundiendo uñas y dientes para que este no se detuviera.

por **El Vagonero** Miér Jul 07, 2010 5:39 am

Khárôn trataba de saciar sus bajos instintos a como diera lugar, no importaba si lastimaba a Azul. Al sentir las uñas y dientes de la centella, gruñó de placer y no paró su labor por el contrario continuó con fuerza y sin tregua. La cargó hasta la cama sin separse un centímetro de ella y la recostó bruscamente en ésta. Aferró sus piernas haciendole claros moretones en su tersa piel. Su hosca boca se saciaba sobre sus firmes senos, degustando, mordiendo...succionando...

El mismo diablo había poseído al vagonero y éste a la dama tendida sobre la cama a su merced. Los graznidos cerca de la ventana dejaban ver la presencia de su amo, un amo enojado y frustrado por no ser el sucio vagonero en ése instante. Khárôn disfrutaba del enojo de Damien, sus quejas sólo lo alentaban a continuar con los "castigos" sobre la dulce dama de Azul. El vestido que anteriormente había cubierto su blanquesina piel, era añicos a su lado, dejando un panorama suculento para la mirada avellana de su verdugo.

por **Azul** Miér Jul 07, 2010 5:52 am

La noche se volvía lenta entre los amantes, mientras la danza se volvía lucha volvían a bailar ante lo prohibido. No importaban los vigilantes que alertaban al roble, no importaba si el señor del sombrero estaría pronto golpeando la puerta. Cayeron juntos son ese oleaje cruel y las embestidas que hacían que suplicara, el sudor corría por su cuerpo, su espalda se curva sobre un manto delicado, dando su ser, todo su ser a ese hombre para que apague la sed. Gemía hondamente ante sus manos mirándolo de vez en cuanto e intentando encontrar aquellos ojos que eran tierra hundiéndose dentro de un ocenano que era fuego. Se aferró en manos y piernas, con un exhalar lleno de placer, que venía en remolinos de locura, caía lentamente cuando tocaba la cima y el no se detenía, volvía de nuevo a morir sin piedad y seguiría así hasta que el hombre pudiera apagar su sed.

por **El Vagonero** Miér Jul 07, 2010 6:06 am

El vagonero veía de vez en cuando a Eve, cuando ella le veía de ésa manera penetrante desvíaba su mirada, trataba de convencerse que sólo era una noche loca de pasión que terminaría en cuanto Damien estuviera rompiendo la puerta y llevandose de nuevo a Azul lejos de él. Sus gruñidos se hacían más constantes conforme el termino de la dulce tortura tocaba a su puerta, sus dedos se lo hicieron saber al cuerpo de la joven centella, dejandole marcas de dominio sobre éste. El salvaje hombre sació su pasión aferrandose al cuerpo de su amante, abrazandole con fuerza bruta haciendo que sus huesos lo recintieran y conformé la pasión lo abandonaba lo hacía la tensión de sus brazos sobre el frágil cuerpo de la señorita Nobrega. Su respiración se quedó agitada sobre su pecho, no quisó verle a los ojos...sólo se quedó exhausto sobre la centella, aspirando las zarzamoras y las lilas, una y otra vez. No tardó mucho en ponerse en pies y caminar hacía la ventana, observando directamente el árbol dónde se posaban los cientos de cuervos sin ojos observando el interior de la casa. Khárôn sonríó ampliamente, mostrando una mirada maliciosa y retadora sobre éstos.

por **Azul** Miér Jul 07, 2010 6:20 am

El hombre siguió con su danza, entrelazando sus curtidos dedos con los suaves y delicado dedos de Eve. Era suya, su prisionera de pasiones. Los gruñidos del hombre hacían que la mujer de azul elevara sus emociones hasta el techo. Le habían quedado marcas en el cuerpo por aquella batalla, pero en ese momento no le importaban simplemente disfrutaba toda aquellas sensaciones de dolor y placer. Llegó de nuevo a la cima clamado y sintiendo las manos del hombre como marcaban su partida, las aguas bañaron su interior y salieron desbordantes como para cambiar las sábanas. Se quedaron abrazados un momento mientras recuperaban el aliento. El posando su cabeza en su pecho y ella cerrándolos con una leve sonrisa en los labios. Sintió el dolor cuando el se separó de ella y se le quedó mirando un momento. Y se sentó sobre la cama para luego seguirle, desnuda poniéndose de pie a sus espaldas pasándole la mano sobre el torso y besándole uno de sus hombros, mirando hacia la ventana donde los cuervos vigilan y en ese momento, todos ellos emprendieron vuelo.

por **El Vagonero** Miér Jul 07, 2010 6:32 am

Khárôn estaba con la mirada fija sobre las aves, se las imaginaba a todas decapitadas o en canal...quizás formando parte de un rico estofado... Su cuerpo se estremeció al sentir el contacto cariñoso de Eve sobre su torso, un contacto al que no estaba acostumbrado. Frunció el ceño al observar a la parvada de aves volar lejos, bufó y se quitó del contacto de sus manos, no por grosero...sólo quería evitar ése sentimiento que tanto le atormentaba a través de los años. Se sentó en una butaca y buscó algo de beber, encontró cerca de la mesita de dormir una botella de ron empezada. No lo dudo ni un sengundo y la botella fue a dar directo a su boca, bebió tan rápido que por primera vez le ardió la garganta en mucho tiempo.

Su mirada avellana de vez en vez, cuando la centella no veía, le observaba de manera penetrante para desviarla en segundos. No sabía que decir, no estaba muy acostumbrado a tener una mujer de planta en casa y mucho menos a la esposa de su hermano. Se limpió burdamente los labios y rompió el silencio argumentando Tal vez debería vestirse, Damien no tardará en venir y no creo que sea apropiado que le encuentre así...no a usted... fue todo lo que sus labios soltaron y recargó su cuerpo sobre el respaldo de su asiento.

por **Azul** Jue Jul 08, 2010 3:58 am

Eve se quedó de piel con aquella piel de mármol y caminó a la ventana a cerrar la cortina de nuevo, no quería que como decían que aquellas aves eran vigías de señor del sombrero. El se separó de ella y lo miró con angustia, se empezaba enamorar de ese tosco hombre y aunque era poco delicado a ella le gustaba de una extraña manera. Se acercó a él sin importarle si Pan vendría a golpear la puerta, a ella no le cambiarían de opinión, ella se quedaría a cuidara Khárôn. Se acercó hacia donde estaba el hombre bebiendo la botella de ron. Le quitó la botella vacía y la dejó a un lado. Y se sentó sobre sus piernas abrazándole y diciéndole algo al oído, después de darle un beso dulce en la mejilla, se puso de pie, agarrándole de la mano para que se levantara y en silencio lo guio hacia la ducha, tal vez intentó decir algo el hombre pero la centella le selló los labios con un profundo beso, sonrió divertida y sus manos tocaron sus blanquísimos glúteos de forma juguetona.

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